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miércoles, 26 de noviembre de 2008

David Nalbandián "No se si volveré a jugar en la Davis"






Lamentablemente, con una gran tristeza y una inmensa desilusión a cuestas, el título de esta película bien podría ser el del filme de Jonathan Kaplan, “Sueños rotos”. Porque así quedó el anhelo de todo un país y de un grupo de jugadores que, por primera vez en la historia de la Copa Davis, se vio ganador y levantando sobre sus hombros la “Ensaladera de Plata”, esa que ni siquiera Guillermo Vilas y José Luis Clerc pudieron conquistar. Inesperadamente, aunque no para todos, la Argentina cayó derrotada ante una debilitada España, que llegó a la Argentina sin Rafael Nadal, pero con un equipo que dejó el corazón en la cancha. Así, una vez más, como en 1981 y 2006, pero esta vez de local, nuestro país se quedó con las manos vacías y un océano de lágrimas en las tribunas del estadio Polideportivo de Mar del Plata. Crónica de un fin de semana en el que la algarabía, el triunfalismo y la ilusión se transformaron en una de las más grandes desilusiones del deporte argentino.
A puro relax: así había empezado la semana para David Nalbandian, Juan Martín del Potro, Agustín Calleri y José Acasuso, quienes junto a familiares y amigos se hospedaron en el Costa Galana. Allí, las charlas en el lobby, los paseos por los pasillos y las reuniones en las habitaciones funcionaban a la perfección como pasatiempo. Los visitantes, por su parte, decidieron instalarse en el hotel Hermitage, donde Florencio Aldrey Iglesias ofició de anfitrión. Desde el jueves, tras el sorteo, la idea fue siempre entrenarse pero, también, claro, distenderse. Liberar la mente para así liberar el cuerpo de las lógicas tensiones. El exitismo gobernaba el ánimo de los argentinos: jugadores, periodistas e hinchas, y todo estaba más que bien. Nalbandian, inseparable de su representante; Del Potro, de sus amigos de Tandil; Acasuso siempre cerca de su novia, Agustina Córdova, fanática de la pileta y el sol, y Calleri, calmo y sociable, charlaba con todos. La paz en el búnker del equipo era total. Mientras que Del Potro tomaba un té con su entrenador -Franco Davin-, David aprovechó la tarde del jueves para descansar y relajarse en el jacuzzi del hotel, con vista al mar. Y de hecho, en ese momento le confesó a CARAS que se tenía mucha confianza, y que sea cual fuere el resultado no sabía si el año que viene volvería a jugar la Davis, algo que hoy desvela a más de uno. “Está todo a la espera de lo que suceda este fin de semana -dijo-, no puedo asegurar que vaya a seguir jugando la Davis, aunque no lo descarto. La verdad, no lo sé”, confesó el tenista de Unquillo.
Pero, poco a poco, la tranquilidad y la confianza fueron cambiando. El comienzo fue a puro festejo porque David Nalbandian venció muy fácil al mejor singlista español, David Ferrer. La serie estaba 1-0, y todo pintaba para fiesta. Desde las tribunas, Evangelina Salazar, Luciana Salazar, Sebastián Ortega y su esposa, Guillermina Valdes, Valeria Mazza y Alejandro Gravier, Gabriela Sabatini, Martín Palermo y su novia, Jésica Geneux, Isabel Menditeguy y Flavia Palmiero, entre otras pers ona l id ade s , d i s f r u t a b a n de la jornada. Ahora, quien se llevó una gran ovación el viernes fue Mirtha Legrand, que fue con su nieto, Ignacio Viale, al palco de Fernando Marín y observó toda la jornada. Incluso “la Reina de los almuerzos” aplaudió como una fanática más y coreó las típicas canciones de aliento para la Argentina. Al compás de los aplausos no dejó de entonar ni una vez: “Vamos, vamos... Argentina... vamos, vamos, a ganar, que esta barra...”, su favorita. Tan importante fue la final de la Davis en nuestro país que hasta Guillermo Vilas, que no fue a la Copa durante todo el año, se hizo presente en la cancha junto con su esposa, Piang Pathou, y su hija, Andanín. Como un gran padre tuvo en brazos casi todo el tiempo a su pequeña y fue el comentarista de lujo que tuvo a su lado el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, siempre acompañado por su esposa, Karina Rabolini. A los pocos minutos que Nalbandian venciera a Ferrer, Del Potro ingresó al estadio y allí comenzó a cambiar la suerte de la Argentina. Agotado, nervioso y físicamente diezmado por su viaje a Shangai, donde disputó la “Masters Cup” hace dos semanas, el tandilense cayó sin atenuantes ante la gran figura del conjunto ibérico, Feliciano López, quien lo venció en cuatro sets y dejó al estadio enmudecido. Pero eso no fue lo peor: “Delpo” se contracturó severamente el adductor de su pierna derecha y le puso fin a su participación en la Copa. Tras el primer día, el ánimo del plantel había cambiado. Los nervios habían aparecido y las dudas y los rumores de peleas comenzaron a circular. Que Nalbandian estaba peleado y muy enojado con Del Potro, que hubo problemas por los premios y por el viaje de Juan Martín a China. Que Del Potro descansó más de lo que debía en Buenos Aires y se sumó al equipo muy tarde. Todo tipo de versiones que jamás salieron a la luz, pero que fueron relatadas por allegados a la delegación. La serie estaba 1-1, Del Potro afuera y el sábado, en el dobles, la Argentina se jugó todo con la dupla Nalbandian-Calleri ante Fernando Verdasco, uno de los tenistas más glamorosos del circuito, y el abanderado del equipo español, Feliciano López. Con el estadio colmado por diez mil personas, la debacle argentina se hizo aun más profunda. Los españoles vencieron claramente, la serie quedó 1-2 abajo y la sensación de que todo estaba perdido comenzó a apoderarse del público. Algunos, incluso, dejaron escapar algunas lágrimas. Tras el partido, David Nalbandian no concurrió a la conferencia de prensa obligatoria para los jugadores, y partió hacia al hotel, dejando a su compañero solo junto al capitán del equipo, Alberto Mancini. Allí, nuevamente, los rumores de pelea renacieron. Algunos incluso señalaron que Calleri y el unquillense casi llegan a tomarse a golpes de puño en el vestuario tras la derrota. Dicen que entre los cordobeses se cuestionaron la falta de actitud para ganar el partido. Y de hecho, sobre el final del día, un jugador y un sparring del equipo fueron a correr al gimnasio del Costa, y entre ellos debatieron acerca de los problemas que tenían ciertos jugadores del conjunto entre ellos. Nada salió a la luz, salvo algunos comentarios en TV, pero todos sabían lo que sucedía. Nalbandian y Acasuso por un lado, el resto del equipo, por otro muy opuesto. Al terminar la jornada, en el Costa Galana todo fue dolor, bronca, impotencia y tristeza. Nalbandian decidió refugiarse en su habitación al igual que Calleri y Acasuso. Y Del Potro, en ojotas y con los dedos de sus pies inflamados y las uñas destruidas, bajó al lobby a tomar un refresco y charlar con su amigo, Ari Paluch, quien se hallaba con su esposa. Su semblante no era el mejor, visiblemente afectado por la derrota, se notaba en sus ojos su desilusión y tristeza. Con Del Potro out, la presión del público, Vilas y Sabatini en la cancha, el mago Guillermo Coria de comentarista de TyC Sports y José Luis Clerc de Canal 13, el equipo argentino debía dar vuelta la serie el domingo. Y el designado para reemplazar al tandilense fue “Chucho” Acasuso, amigo de Nalbandian y quien no tuvo grandes resultados durante el año. Sólo si el misionero derrotaba a Verdasco, David definía el quinto punto ante López. Pero eso no sucedió. Tras estar al frente en el marcador, y con el estadio cayéndose abajo, “Chucho” perdió contra el español en cinco sets. Y la Davis quedó en manos de la sorprendente España. El dolor y la impotencia de un país que se creía ganador antes de jugar se profundizó aun más. En la tribuna, Gastón Portal y su pareja, Belén Lawrence, embarazada de cinco meses, no salían de su asombro. Menos lo podían creer los hinchas y los jugadores. Otra vez, la Argentina veía cómo la ensaladera la levantaba el rival, pero en esta ocasión, en su propia tierra. Para el final de la jornada los jugadores, cada uno por su lado, fueron a sus habitaciones. Y luego, a las 21:00, partieron todos junto con Agustina Córdova, novia de Acasuso, hacia el hotel Provincial, donde se realizó una cena de cierre. Allí Agustina permaneció bien cerca de “Chucho”, visiblemente el más afectado de todos. Lo cierto es que el año que viene la Argentina tendrá una nueva posibilidad de iniciar el camino hacia la tan esquiva Copa Davis. El camino será duro, pero no imposible de sortear.


Fuente:revista caras
Por Federico Levin (enviado especial a Mar del Plata) Fotos: M. A. De Leon/Perfil. Agradecimientos: Prensa Asociación Argentina de Tenis; Hotel Costa Galana.

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