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martes, 17 de noviembre de 2009

De Hollywood a viajar por el mundo con un mensaje de fe contra el aborto






Su vida dio un giro de 180 grados. Uno de esos vuelcos en los que cualquiera siente que volvió a nacer. Y eso es lo que él dice: "No conocía mi fe. Era ignorante y nadie puede amar lo que no conoce. Empecé a ordenar mi vida y mis prioridades. Y nací de nuevo".

Eduardo Verástegui es mexicano y tiene 35 años. Después de ser actor en Hollywood, vivir en Los Angeles y ser elegido como uno de los 25 solteros más codiciados del mundo, sintió que no era feliz. "Vivía una vida de placer hedonista. Tenía fama, dinero, mujeres, pensando que eso era todo pero no tenía nada", confiesa. Dejó todo. Y empezó otra vez.

En lo profesional, hoy apuesta al cine con contenido, al arte con un mensaje lleno de valores desde su productora, Metonimia, y en su vida personal abrirá en marzo una casa para ayudar a mujeres y evitar que aborten, además de sostener una organización que viaja por el mundo para brindar ayuda.

Ahora se entrevistará con Benedicto XVI. "El sábado 21, el Papa se va a reunir en la Capilla Sixtina con 150 representantes del arte. El viernes me confirma si voy a estar en ese encuentro", señala el actor.

"Vivía en una burbuja de vanidad, soberbia y ego que llevan a estrellarse... Hasta que una profesora de inglés me preguntó si era parte del problema o parte de la solución. Sentí una tristeza profunda por haber desperdiciado 28 años; me arrepentí y suspiré al descubrir que Dios perdona", relata Verástegui.

"Hice la promesa a Dios de no trabajar en un proyecto que ofendiera mi fe, mi familia y mi comunidad", explica. Estuvo cuatro años sin trabajo. En 2004, cansado de esperar, fundó la productora. "Siendo actor, uno no controla el mensaje del contenido", aclara. La primera producción fue Bella. "Es una película sencilla, que celebra nuestra cultura, nuestra música", afirma.

El film ganó varios premios, entre ellos en el Festival de Toronto. "Se distribuyó en 20 países. Fue una de las películas más taquilleras y habla de valores. Eso nos hizo ver que la gente tiene hambre de cosas trascendentales que transformen sus vidas", afirma. Bella costó tres millones de dólares y recaudó 50. Con ese fondo de inversión, Verástegui quiere financiar siete películas más. "Artística y moralmente ricas", subraya.

Primer viaje a Buenos Aires
Su meta era Chile, pero el plan turístico en el que venía al Cono Sur rápidamente cambió de eje. "Es la oportunidad de mi vida para cruzarme", pensó. Aquí lo invitaron a una conferencia, a charlas, a programas de televisión. "Los restaurantes y los cortes de calles fue lo único turístico que vi -bromea-. No me imaginaba que Buenos Aires era así, con una arquitectura tan bella, con tantos árboles, con gente tan elegante."

No quiere dejar de contar esos momentos que torcieron su vida. "Mientras preparaba mi personaje fui a la puerta de una clínica que realiza abortos, en Los Angeles -recuerda-. Una chica latina que iba a entrar me reconoció y nos pusimos a hablar. Canceló su cita; hablamos algunas veces y al tiempo su pareja me llamó para decirme que habían tenido un varón y querían bautizarlo Eduardo. Fue increíble tenerlo en mis brazos", dicer emocionado.

El 25 de marzo inaugurará una casa para que las mujeres sigan adelante con su embarazo y ofrecerles otras alternativas, como pensar en la adopción. Su página web es www.eduardoverastegui.com.ar.

"Tomé la misión en persona de ser la voz de los que no tienen voz. En los Estados Unidos se abortan 200.000 bebes latinos por año. La vida no es un accidente: es un regalo, y hay que protegerlo. El aborto no es un derecho. La vida, sí", dice convencido. Sabe que su mensaje tiene un poder enorme. Sin ir más lejos, anteayer, después de una entrevista televisiva, una chica le mandó un e-mail para decirle que no iba a abortar.

Con su organización El Manto de Guadalupe, viaja por el mundo para llevar médicos, enfermeras, y construir casas.

"No juzgo: ayudo. No quiero condenar, sino servir a través del arte. La fe es un regalo. Yo no invento nada nuevo; soy la voz de alguien que ya lo dijo. Estamos acá para agradar al Jefe", dice Verástegui, y se ríe. Y se va a otra parada de su ajetreada agenda porteña. Ansioso por conocer al Papa, sólo espera que su mensaje llegue a más y más personas.
Fuente: Lanación

jueves, 24 de septiembre de 2009

Eduardo Verástegui habla de noviazgo con Ricky Martin






El actor habló en un evento privado acerca de la supuesta relación sentimental que sostiene con el intérprete boricua

El actor, productor y cantante tamaulipeco Eduardo Verástegui, 35 años, quien inició su carrera artística en 1997 de la mano de la telenovela María Isabel , recibió un reconocimiento por parte de una universidad privada, por estar a favor y en defensa de la vida.

Durante el evento, habló ante los micrófonos de la prensa de varios temas, incluidos su noviazgo con Aracely Arámbula, además de una supuesta relación sentimental con el cantante boricua Ricky Martin, misma que desmintió tajantemente:

¡Por supuesto que es mentira! De hecho me da pena, no por lo que digan de mí, sino por aquellas personas que se involucran en contar esas mentiras. Creo que los medios de eso viven, y a veces tienen que decir cosas y atacar. Sin embargo, eso me ayuda para no perder mi humildad y estar aterrizado. Sólo lo dicen por tratar de manipular y causar morbo", señaló el ex integrante de Kairo.
Fuente:Informador

lunes, 28 de julio de 2008

Eduardo Verástegui y su conversión










Empezó a trabajar a los 17 años cantando en un grupo que se llamaba “Kairo”. Viajes, discos, videos, telenovelas en México… La fama fue subiendo y cumpliéndose sus “sueños”. Ya sin el grupo siguió cantando como solista. En uno de sus viajes México-E.U. le conoció un director de casting de la “Century Fox” y lo contrató para grabar películas en Hollywood.Con 28 años y jornadas de estudio de ocho horas al día, a los siete meses aprendió inglés. La maestra, para su sorpresa, resultó ser una católica convencida que sembró en él la inquietud por buscar la verdadera felicidad. “Después de doce años de carrera, de lograr todos esos sueños que pensé me iban a dar la felicidad, de haber llegado de un pueblo chiquito a Hollywood, de hacer una película en inglés, de tener doce managers, publicistas, agentes, abogados, todo tipo de personas trabajando para mí para lanzar el próximo “latin lover, Don Juan, casanova”; y de pronto ¡confundido porque no era feliz! ¡Y claro: mexicano, católico practicante; según yo practicaba porque iba a misa una vez al año y traía un Rosario colgado!” Así narró hace poco el comienzo de su conversión a un grupo de jóvenes que le escuchamos pasmados.“Si amas tanto a Dios como dices –le dijo la maestra–, traes el Rosario, tienes una Virgen en tu casa, vas a misa una vez al año y crees que lo estás sirviendo, ¿por qué le insultas tanto?; ¿por qué rompes este mandamiento…? Desde ahí empezaron las lágrimas. Tres meses de llorar y llorar. Por la gracia de Dios me di cuenta de que estaba viviendo en una incoherencia total, contradicciones todo el tiempo. Así es que dejé todo: mis manager, mi carrera; fui a hablar con un sacerdote…”Fue tan fuerte la acción de la gracia de Dios que estuvo a punto de meterse en un seminario. Pero el consejo del sacerdote le impulsó a otra misión: fundar una productora de cine. “Allí donde está la oscuridad, ahí es donde debes estar porque si Dios cerró los ojos ahí necesitamos ser una luz en la oscuridad”, le subrayó el padre.Para colmo le dio un libro que le cambio la vida (“Roma, dulce hogar”): “Cuando cerré ese libro, hace tres años, empecé a asistir a misa todos los días. Ese libro me ayudó mucho a discernir: o es realmente Dios o no lo es. Y si sí es (que me quedó bien claro por la gracia de Dios que estaba actuando en ese momento) quiero estar ahí en ese momento todos los días del resto de mi vida. Me fui a un retiro como cinco días y ahí fue donde salió la idea de armar “Metanoia films”, porque la palabra metanoia, conversión en griego, era lo que estaba pasando. Dejar todo lo que en un momento pensé que iba a ser la felicidad para seguir a Dios y entregar mi vida completa a Dios, que yo creí que iba a ser en el seminario, como monje de clausura o algo así y Dios me la puso de manera diferente”.Pero no paró todo ahí. Con la productora lista, contratos jugosos rechazados, dispuesto a promocionar los valores, se empezaron a sentir las pruebas por la falta de dinero: Sabía que Dios lleva a los hombres a las aguas profundas no para ahogarlos sino para limpiarlos pero ¡ya nos andábamos ahogando! En noviembre de 2004, invitado por el amigo sacerdote, fue a Roma, saludo a Juan Pablo y le presentó “Metanoia films”. Una semana después conoció a Sean, un católico que le compró parte de la compañía y le dio el dinero para hacer la película: “¡Justamente una semana después de haber conocido al Santo Padre! Para nosotros fue un milagro clarísimo”.Como la temática lo exigía, antes de iniciar el rodaje decidió ir a una clínica de abortos para platicar con alguna chica. “Cuando llegué empecé a ver a estas chavas entrando; niñas de 15 a 23 años, en su mayoría latinas… ¡No pude ni hablar! Obviamente ni decirles “Fíjate que estoy haciendo una película, me gustaría saber el dolor que traes para…” ¡No pude! Se me cerraron los labios y lo único que hice fue observar la gente que estaba fuera tratando de convencerlas con sus panfletos, con todo lo que les estaban platicando”.Al final terminó hablando con una joven que le había reconocido. Se la llevó a otro sitio, y a platicar y platicar. Le enseñó un video pro vida, le regaló cosas, le habló de la belleza de ser portadora de una vida… Al final la joven se subió al auto de su marido y no aborto.Tras filmar la película, el esposo de la chica le habla y le pregunta si pueden llamar al niño: “Eduardo”. Verástegui fue al hospital, llevó sacerdote y bautizaron al niño. “Una de las excusas que tenían para abortar era que la niña anterior había salido con los ojitos un poco malos; el segundo hijo les salió con una burbuja en la cabeza y pensaron que el tercero también les iba a salir así y nada, gracias a Dios el tercero fue el que salió físicamente sano. Me quedó muy claro que fue la gracia de Dios y que a uno lo utiliza simplemente como un instrumento, pero ha sido la cosa más bella que he hecho en toda mi vida…”La idea de esa película es salvar muchas vidas. Que cualquier chica embarazada que quiera abortar y vea la cinta, quede tocada en su corazón y cambie su decisión.La historia de Eduardo Verástegui es una de esas conversiones que reclaman examen de conciencia y exigen revisión de la propia vida. “¿Si el pudo, por qué yo no?”, se preguntarán muchos. La respuesta estará no en el fácil responder: “¡claro, es que el es famoso y yo no!”, sino en la actitud de correspondencia a la gracia que da Dios, al amor de Dios que es el mismo para todos. Cada uno actúa desde el puesto que le toca. Ninguno es innecesario porque en todo cuerpo tanto vale el corazón como el cerebro, la vista como el tacto. Todo depende del fruto que sepamos dar según el propio papel.

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