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domingo, 12 de febrero de 2012






Exito absoluto en televisión, una experiencia agridulce en esta temporada marplatense, chance en el cine que lo espera acá nomás, a la vuelta de la esquina, y contrato confirmado con Pol-ka para el año próximo. Trabajo y oportunidades abundan para el hombre que mañana, en el último capítulo y en la piel de Antonio, su personaje, jugará su suerte en el final de Herederos de una venganza , la tira de mayor rating durante 2011 que lo tiene como protagonista y lo ratificó como galán. Un traje que se calzó y sintió a medida, pero que no pretende llevar a tiempo completo. "El rótulo de galán no me molesta, pero nunca voy a quedar encasillado porque siempre voy a hacer algo distinto", advierte a LA NACION un Luciano Castro frontal y sincero.

Tanto como para reconocer que la escala veraniega con Camino Negro, en el teatro Roxy, no resulta como esperaba. "Si fue mal hay que bancarla, nadie pierde prestigio", dice, y reniega de los exitistas. "Es fácil ser canchero cuando te va bien", remarca.

El éxito de la novela lo siente y respira a cada paso. En la calle, en la playa o a la salida del teatro y cuando, entre autógrafos y fotos, también le piden que acabe con Benicio, su archienemigo que interpreta Benjamín Vicuña. Barbado ya otra vez como en la tira, remera, bermuda y botas de lona, parece vivir escapando al estereotipo del galán.

-Esto del galán es hoy. Mañana lo vemos. Si tengo que hacer de galán de vuelta, lo haré. No me negué nunca a hacerlo. Mientras yo tenga la posibilidad de hacer otras cosas, estoy feliz. Como hago teatro o haré cine. El rótulo no me molesta para nada.

-Pero esas chances de teatro o cine no llegan por esa chapa de galán...

-Si todo lo voy a hacer como galán no va. No me interesa, no me sirve y hasta me aburro. Pero mientras pueda hacer una comedia en cine como la que haré, que está muy lejos de ser un galán, y pueda hacer Camino Negro, que nada tiene que ver con ése perfil, y así con otras cosas, no me va a molestar nunca.

-Adrián Suar, con anticipación inusual, se aseguró para 2013 al Luciano Castro galán.

-Sí, pero galán atípico. No es el elegante, sino más cotidiano y urbano. Un cuartel de bomberos, más sufrido el personaje.(ver recuadro)

-¿Esos rasgos te resultan más cómodos?

-Sea ingeniero agrónomo o bombero como será la próxima novela, quiero que el personaje pierda y mal. Que el que vea en la casa no se crea que por ser lindo, el personaje gana siempre. No es Aquaman. No me gusta ese que se pelea con cinco y los deja a todos tirados. O el que ve una mina y se la lleva así de fácil. Porque no es así la vida. Con aquellos rasgos, el personaje creo que es más atractivo.

-¿Qué tuvo Herederos. para ser éxito?

-Fue un pedazo de culebrón y si tuvo algo del género fue esa densidad, esa cosa de amor, de muertos, la secta que se conformó, la logia que se convirtió en historia casi central de la novela. Y lo obvio: un gran elenco, un gran libro, una gran producción. No sale bien de casualidad.

-¿Era previsible cuando te llegó el libro?

-No, nunca. Soy un gran pesimista. Si pienso eso estoy en un problema, porque me relajo. Y si me relajo soy cartera en dos minutos. Yo no puedo decir ya está, es un éxito, por más que me lo diga Adrián (Suar). Y más desde que estoy al frente de las tiras. Antes, no sentía tanta responsabilidad. Ahora es distinto.

-¿Sentís la obligación de cargar esa mochila?

-No sé si soy el que carga la mochila, pero estoy convencido de que si me va mal, nos va mal a todos. Estoy ahí porque estoy de moda, porque lo hago bien y pongo el pecho, pero no soy un actor exitista. No es que cuando me va bien doy una nota y hablo y cuando me va mal busco excusas en el libro, el elenco, la producción. Que yo esté como protagonista es un detalle. Pero no me hago cargo de un fracaso ni de un éxito.

-Hubo dudas y críticas por el aporte de lo sobrenatural que ingresó en la tira.

-Cuando se empezó a hacer se nos criticaba y hasta algunos se burlaban. No voy a dar nombres, porque hay gente que es susceptible y lo toma mal. Es fácil hablar, pero para hablar hay que tener con qué. Y si no lo tenés, debés callarte la boca. Fui el primero en decir "Mmm, que fino con lo absurdo, lo ridículo.". Pensaba en el público, ¿no? Y fijate cómo pegó. Nosotros mismos no lo podíamos creer.

-¿Fue tema de debate del elenco?

-Con Fede Amador, que fue el primero que tuvo poderes sobrenaturales en la tira, lo charlamos. Y nos moríamos de risa porque nos sentíamos raros haciendo eso. Pero la cosa era hacerlo y que sea creíble. Y cuando el público lo compró, funcionó solo.

-Alguien dijo que con esta dosis de fantasía Los Unicos se había filtrado en Herederos.

-Esas cosas pasan mucho. Está bien, todos pueden hablar. La novela no puede perder la esencia de lo que es un culebrón, con la parejita enamorada y los imposibles. Pero también las cosas cambian y son épocas.

-Llegaste a la temporada teatral con un pico de imagen muy alto en TV. ¿Sumó?

-Rescato palabras recientes de Carlos Rottemberg, que de esto sabe y bastante. Ya quedó demostrado, y más que nunca esta temporada, que lo mediático no es garantía de éxito en un teatro.

-¿Falló la temporada en general o fue Camino Negro?

-Como experiencia fue brillante, con el Tano Ranni como compañero y director y Romina (Richi) que exige estar a full por su nivel. ¿Fue negocio? No, seguro que perdió más el productor que yo. Es cruel lo que digo, pero es real. Así como el productor es el que más se lleva cuando le sale bien, cuando pierde se lleva la peor parte. Yo, de última, no me llevaré la que vine a buscar. Mala suerte, macho, se gana y se pierde.

-¿Te arrepentiste?

-Ni un segundo. Es una hora y media sobre el escenario, palo y palo. Si me arrepintiera de eso por una temporada mala, debería replantearme la profesión. Si fue mal, hay que bancarla. Nadie pierde prestigio. El exitista no me gusta en ningún rubro. Es fácil ser canchero cuando te va bien. Y cuando te va mal, ¿dónde buscás culpas? Sería una vigilanteada enorme.
El tercer bombero

El proyecto en el que interpretará a un bombero en 2013 se viene incubando desde hace mucho tiempo. El primer convocado por Suar fue Pablo Echarri en 2002, pero por cuestiones personales no aceptó. Luego, en 2004, mientras grababa Padre Coraje, Facundo Arana fue tentado. "Adrián me habló de este proyecto en 2004 y lamentablemente no lo pude interpretar por compromisos laborales ya cerrados", explicó.
EL FUTURO CERCANO: TV Y CINE

Adrián Suar jugó otra carta fuerte y más temprano que de costumbre para asegurarse a Luciano Castro al frente de una tira que se rodará recién el año próximo. "Siempre me avisó que me haría una tira que me iba a encantar", reconoce quien ahora encarnará a un bombero que por distintas circunstancias retomará su pasión por el boxeo en busca de una nueva oportunidad sobre el ring. "El personaje es hijo de un boxeador que ya murió, y entonces jugarán amigos y novia para que su suerte pueda cambiar", anticipa el actor que, en su pasión por los deportes, supo calzarse los guantes. Aunque su deleite mayor es el surf que aquí, durante la temporada, lo acerca cada mañana a playas de la zona sur.
La Nacion

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