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miércoles, 2 de diciembre de 2009

Emanuel Ortega en la intimidad




Hombre de pocas palabras, pero precisas, es quien más se parece a su padre, Ramón “Palito” Ortega (67), o por lo menos, el que ha seguido su mismo camino, por los senderos de la música. Calmo y pensativo, Emanuel Ortega (32), el cuarto hijo del popular cantante y Evangelina Salazar, se toma todo el tiempo necesario para responder las preguntas de su entrevista, pero sin esquivar ninguna. Fanático de la música de los ´50, ´60 y ´70, se atreve a decir que las melodías inolvidables pertenecen a esa época. Padre de Bautista (9) e India (4), hijos que tuvo con la modelo, Ana Paula Dutil (34), su esposa desde hace once años, dice que su familia es lo más importante en su vida y que, a diferencia de otros artistas, él mantiene un perfil muy bajo, porque no le agrada exponerse. “La verdad es que me cuesta mucho el mundo exterior, el hecho de andar saliendo. Tardé en descubrirlo pero, ahora de grande, me di cuenta de que me cuesta salir. No me gusta, del mismo modo que tampoco me agradan los eventos. No me llama el costado de estar expuesto. Antes prefiero quedarme en casa, junto a mi familia. Siento que me da vergüenza el mundillo de la farándula”, reflexiona Emanuel, que acaba de lanzar su último trabajo discográfico “Todo bien”, disponible en todas las disquerías.


—Usted dice que no le gusta exponerse y que le cuesta salir ¿sabe por qué?

—Realmente no sé si hay una razón. Pero recuerdo que de chico siempre me molestó sentirme observado. No entendía el hecho que la gente no sólo conocía a mis padres, sino que hasta sabía los nombres de todos nosotros. Quizá sea una causa, pero no lo sé.

—Seguramente le resulte fácil definirse a la perfección como músico, pero como padre y esposo, ¿qué diría?

—Que soy un padre presente. Y me gustar estar en cada momento al lado de mis hijos. Soy de poner límites. Pero no soy de los tipos que dicen “no, esto no lo hagas”. Prefiero explicarles a mis hijos, en base a mi experiencia, cómo son las cosas y que ellos tomen la decisión de realizar tal o cual acción. Con los chicos la paso genial, ahora reconozco que debo saldar una deuda con Bautista que es la de llevarlo a la cancha de River, aunque las multitudes me producen claustrofobia. Con India es diferente, no hay un lugar muy claro donde la pueda llevar. Con ella la paso muy bien a otro nivel, tiene una cabeza increíble y una personalidad bárbara. Me divierte, me hace reír y le agrada cantar y bailar por toda la casa.

—No me habló de Ana Paula.

—De ella puedo decir que es la mujer que me acompaña desde hace once años. Valoro la persona que es y todo lo que ha hecho y sigue haciendo por mí. Es una gran compañera y me dio hijos maravillosos.

—Y con sus padres y sus hermanos, ¿cómo es la relación?

-Amo disfrutar de mi familia. Tenemos una buena relación y creo que heredé de mi padre el amor profundo por lo que hacemos y la pasión por la guitarra. Guardo su imagen desde mi infancia, cuando componía en casa o en el jardín tocando y cantando. Creo que me identifico con eso y compartimos esa característica de disfrutar de la música.

—“Manolo”, como le dicen sus íntimos, ¿es celoso con sus hermanas?

—Se podría decir que sí, pero creo que más que celoso soy “cuida” de mis hermanas, Julieta y Rosario. Si me entero que alguien no se portó bien con ellas, voy y golpeo su puerta. Estoy siempre atento a lo que les pasa y de que nadie las maltrate.

—Ahora sí, metiéndonos en “Todo bien”, me llamó la atención que usted en el tema “Criminal”, habla de engaños y falsas pretensiones. ¿Es para alguien en especial esa canción?

—No puedo contestar ni sí, ni no. En realidad en ese momento pensaba en una persona más allá del sexo. Estaba pensando en una relación hombre-mujer. Y, claro, hay personajes que me empujaron a escribir esa canción, pero no quiero decir sus nombres por respeto.

—En el disco, también encontramos títulos como, “El viaje ideal”, “Sin pedir perdón” y “Mil deseos”, entre otros. Si volcáramos esos títulos a su vida, ¿cuál sería su viaje ideal, a quién le gustaría pedirle perdón y qué deseo elegiría?

—Me gusta el desafío. Mi deseo sería tener motivos para sonreír. Y aunque los tengo, es importante no olvidarme que están. Ahora, lo que más anhelo es vivir con plenitud y felicidad. Con mi gente, en mi país. A decir verdad, el viaje ideal hasta ahora siempre estuvo en mi cabeza, en la experimentación y en la búsqueda. Y aunque creo que no tengo cuentas pendientes, siento que quizá tendría que pedirle perdón a alguien y aclarar malos entendidos.


Fuente: Caras, Por Federico Levin

F. DE BARTOLO/PERFIL

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