Minutos antes, 130 personas aplaudían con él sobre una pista en la que supieron construir una historia colectiva que era inevitable de repasar en imágenes mentales.
“En un momento pensé: ¿estoy en la foto de Los Personajes del Año de GENTE? Cada vez que miraba a mis costados sentía orgullo y felicidad de ver a las figuras de Ideas del Sur en ese marco”, recuerda Marcelo Tinelli. Pese a lo anterior, y desde su ámbito privado, paradójicamente el camarín más pequeño de su productora, el anfitrión de ShowMatch reflexiona: “Para mí, el poder es una sensación que siempre estuvo ligada a la satisfacción de ver a mi equipo reunido, complacido y agradecido. Lo que pasó hoy, muchos lo vivieron como un gran privilegio, y eso me conmovió. Y ése es el poder que entiendo: el del amor, la buena energía, el de disfrutar de lo que hago, el poder que da ganas de agradecerle a Dios cada mañana”.
FILOSOFIA PERSONAL. Lidera una estructura de casi cuatrocientas personas, apoyado en un pilar que considera tan imprescindible como el propio talento: el sentido de hogar. “A mi gente le digo que somos pares de un gran grupo. Cuando voy por los pasillos de Ideas puedo pararme tanto a arreglar la tapita de luz que está torcida como a preguntarle a alguien cómo van sus cosas. Quiero que acá todos se sientan en casa”, sostiene. Marcelo atribuye esta modalidad a un legado invaluable: “Aprendí la importancia de tratar bien a la gente con la que uno labura de dos grandes: Juan Alberto Badía, quien me hizo sentir un amigo más cuando yo tenía apenas veintitrés años, y Gustavo Yankelevich, que me enseñó que las cosas salen mejor si todos somos un todo”.
UN ENTRECASA LABORAL. Sin horario, pero con algunas formalidades. Marcelo llega a su oficina pasadas las 13.30, “menos los miércoles cuando debo estar más temprano, para las grabaciones de los programas”. Para entonces habrá cumplido con su rutina de ejercicios y una actividad que supone casi una obsesión: “¡No tolero que me toquen los diarios antes de leerlos!”, confiesa con gracia, pero firme. “Si me levanto y hay señales de que alguien los estuvo hojeando, prefiero ni abrirlos. Y ni hablar de que osen contarme algo, porque necesito sorprenderme con la primicia”.
Desde que Este es el show –por El Trece– está en el aire, las tardes de un Tinelli alejado de lo estrictamente comercial y concentrado más en los contenidos alteraron la rutina. “Es que me gusta ver absolutamente todo: nuestros programas y los que comparten su grilla en todos los canales. Analizo los contenidos y voy calculando qué haré en ShowMatch esa misma noche”, comenta. Cuando las luces se apagan, las charlas continúan. “Las noches de los lunes y martes ceno con mi equipo. Las de los miércoles son para mis hijos: tengo cita de papá”.
LO QUE DICEN SUS HIJOS. “Mis hijos son un reflejo importante de lo que interesa, y yo me tomo el tiempo para escucharlos”, describe Marcelo antes de comenzar a ejemplificar con notable devoción. “Micaela (23) fue quien me insistió en su momento para que apostáramos a la cumbia en el programa, y dio resultado. Ahora está dedicada al diseño de indumentaria y trabaja con María Vilariño, mi asesora de imagen. Está muy atenta y me da muy buenos consejos, pero lo que más me gusta es que está cercana. Candelaria (21) estudia Bellas Artes y siempre me tira tips estéticos. Me gusta su opinión: de hecho, diseñó los tatuajes de mis brazos. Hace unos días me sorprendió con la noticia de que quiere trabajar conmigo en el área de gráfica y asistencia de producción. A Francisco (13) le gusta la música, en especial la electrónica. Está muy informado y acaba de pasarme una selección de temas de David Guetta para tener en cuenta. En una charla reciente me dijo que tiene intenciones de comenzar una orientación en comunicación, para desarrollar una carrera en los medios. Me mató. Y Juanita (9) es un encanto. Me hizo conocer a Justin Bieber, por ejemplo, mucho antes de tanto éxito. Cada uno desde su edad me pinta un panorama interesante, que tengo presente a la hora de producir”.
DE CUERPO Y ALMA. Más afín a lo saludable que a la coquetería, a las 12 de cada día –excepto los miércoles– Marcelo cumple a rajatabla la rutina de ejercicios diseñada por su entrenador, Pablo Benadiva. En el gimnasio del Le Parc Alcorta, donde vive, y rodeado de televisores que lo mantienen al tanto de la programación, comienza con diez minutos de elongación, el preámbulo necesario para treinta y cinco de complementos de pesas y veinticinco de trote sobre cinta, cuando no visita de incógnito los Bosques de Palermo. “Acompaño el esfuerzo con una dieta a base de hidratos y proteínas que incluye cuatro comidas”, informa.
Aplicado, el día que graba sube a su oficina entre programas para cumplir con su merienda: una taza de café con leche y dos tostadas con queso crema y mermelada light, o un suntuoso licuado de banana. Pero no sólo el cuerpo es objeto de nutrición para Marcelo. “El trabajo espiritual es importante, y quisiera dedicar más tiempo a la meditación y las técnicas de respiración, en las que incursioné hace algún tiempo. Estoy con ganas de comenzar la Fase 2 de El Arte de Vivir (manejo del estrés e iniciativas de servicio para el bien común), pero me exige cuatro días de silencio absoluto, y todavía me cuesta apagar el celular durante tanto tiempo”, confiesa.
RITUALES DE CAMARIN. Antes de la llegada de Marcelo, el director Alejandro Ripoll – ShowMatch– entra a su camarín, prende las luces, pone el termostato en 21ºC, enciende el televisor en El Trece y espera para analizar con él los movimientos de rating del día, en la computadora que el conductor tiene sobre su mesa. Luego se sumarán Federico Hoppe y Pablo “el Chato” Prada, productores ejecutivos. Los objetos personales infaltables en su espacio: imágenes de vírgenes –en especial la de Luján–, su fragancia Polo, la cafetera para sus ristrettos y una mano de madera que utiliza para rascar la zona media de su espalda, en la que el tatuaje de una florcita le produce picazón. Un instante antes de entrar a la pista de Bailando se cerciora cuidadosamente de hacerlo con el pie derecho.
PERSONAL TEAM. María Vilariño, vestuarista de las figuras de SábadoShow y Cantando por un sueño y diseñadora de Liguria, cumplió veintidós años tras la imagen de Marcelo. “Supo observar, aprendió y se animó”, dice sobre el hombre fuerte de Ideas del Sur. “Es un hombre moderno, que sabe combinar clasicismo y tendencias con sutileza. Bailando fue una inflexión en su estilo e incitó a que muchas otras personalidades de la tevé lo imitaran”, asegura.
Cada semana, María dispone los cuatro cambios –infaltables los jeans para los viernes informales–. “Hay veces en que lo preparo para algún look distinto. Por ejemplo, le cuento que tengo en mente ponerle un cinturón de leopardo, para que la idea madure. Siempre acepta el desafío”, revela. Hasta el momento, 45 han sido los cambios que Tinelli no ha repetido jamás. ¿Sus manías de guardarropas? “No pueden faltarle el traje negro con camisa negra, los chupines ni el entallado en sus prendas”.
Irene Paré, es jefa de maquillaje y su maquilladora personal desde hace nueve años. “Lo primero que hago es masajearle la cara durante algunos minutos con cremas francesas La Prairie, humectantes, masificantes y tensoras, para quitarle el cansancio del día”, revela. “Aunque no es una persona pendiente de su imagen, y aún no le preocupan las arrugas, Marce pone el acento en el color: le gusta mucho verse bronceado”, finaliza.
Elvio Casciano lo peina desde hace dos años, por recomendación de Federico Rivero y Andrea Bursten. “Fui a su casa y le sugerí olvidarse del pelo largo, por practicidad y tendencia. Le propuse el look de Brad Pitt en El Club de la Pelea: corto mordido. Fuimos probando, del despeinado al más british, y ahí quedamos”, cuenta. “El pelo le crece mucho; tengo que cortárselo cada quince días. Al secárselo le masajeo el cuero cabelludo, para vigorizarlo ante el maltrato del calor”, dice.
“Muchas veces, mientras trabajo cierra los ojos y medita. Es un mimo saludable y necesario, que lo distiende”, comenta. “Antes de salir al aire lo peino con cera mate y le doy una nube suave de laca, para texturizarlo y evitar el efecto pomposo del recién lavado. Debo reconocer que con las manos es poco creativo y no lo hace durante los fines de semana, como pretendo”, concluye con gracia.
EL NUEVO MARCELO. Tres nuevas facetas de su Versión 2011 serán abordadas por el propio Marcelo. 1. El fashionista. “Me va vestirme bien. Tal vez no soy de comprar ropa, pero me gusta observar. Haber viajado tanto me entrenó el ojo”. 2. El humorista. “Por ahí en la vida cotidiana me dicen ‘vos sos divertido’, pero yo me siento un embole. En el aire del programa se dan situaciones que se generan porque juego con amigos”. 3. El terminante. “A veces hay que ponerse firme –destaca con respecto a las peleas en Bailando–, pero lo importante es darse cuenta hacia dónde va el formato; son condimentos típicos de lo que llamo el reality-fiction. Yo intento balancear: soy duro, pero también aflojo cuando debo, y propongo tranquilidad y diálogo para ver hasta dónde llega la situación. Es como con los chicos: si se exceden tenés que saber cortarlos”.
Frente a las hipótesis, concluye: “No me quedo nunca en posturas anteriores ni en las miradas de los otros. Siempre digo que cada vez que me despierto hay un nuevo Marcelo”.
gente
marcelo tinelli intimo
“En un momento pensé: ¿estoy en la foto de Los Personajes del Año de GENTE? Cada vez que miraba a mis costados sentía orgullo y felicidad de ver a las figuras de Ideas del Sur en ese marco”, recuerda Marcelo Tinelli. Pese a lo anterior, y desde su ámbito privado, paradójicamente el camarín más pequeño de su productora, el anfitrión de ShowMatch reflexiona: “Para mí, el poder es una sensación que siempre estuvo ligada a la satisfacción de ver a mi equipo reunido, complacido y agradecido. Lo que pasó hoy, muchos lo vivieron como un gran privilegio, y eso me conmovió. Y ése es el poder que entiendo: el del amor, la buena energía, el de disfrutar de lo que hago, el poder que da ganas de agradecerle a Dios cada mañana”.
FILOSOFIA PERSONAL. Lidera una estructura de casi cuatrocientas personas, apoyado en un pilar que considera tan imprescindible como el propio talento: el sentido de hogar. “A mi gente le digo que somos pares de un gran grupo. Cuando voy por los pasillos de Ideas puedo pararme tanto a arreglar la tapita de luz que está torcida como a preguntarle a alguien cómo van sus cosas. Quiero que acá todos se sientan en casa”, sostiene. Marcelo atribuye esta modalidad a un legado invaluable: “Aprendí la importancia de tratar bien a la gente con la que uno labura de dos grandes: Juan Alberto Badía, quien me hizo sentir un amigo más cuando yo tenía apenas veintitrés años, y Gustavo Yankelevich, que me enseñó que las cosas salen mejor si todos somos un todo”.
UN ENTRECASA LABORAL. Sin horario, pero con algunas formalidades. Marcelo llega a su oficina pasadas las 13.30, “menos los miércoles cuando debo estar más temprano, para las grabaciones de los programas”. Para entonces habrá cumplido con su rutina de ejercicios y una actividad que supone casi una obsesión: “¡No tolero que me toquen los diarios antes de leerlos!”, confiesa con gracia, pero firme. “Si me levanto y hay señales de que alguien los estuvo hojeando, prefiero ni abrirlos. Y ni hablar de que osen contarme algo, porque necesito sorprenderme con la primicia”.
Desde que Este es el show –por El Trece– está en el aire, las tardes de un Tinelli alejado de lo estrictamente comercial y concentrado más en los contenidos alteraron la rutina. “Es que me gusta ver absolutamente todo: nuestros programas y los que comparten su grilla en todos los canales. Analizo los contenidos y voy calculando qué haré en ShowMatch esa misma noche”, comenta. Cuando las luces se apagan, las charlas continúan. “Las noches de los lunes y martes ceno con mi equipo. Las de los miércoles son para mis hijos: tengo cita de papá”.
LO QUE DICEN SUS HIJOS. “Mis hijos son un reflejo importante de lo que interesa, y yo me tomo el tiempo para escucharlos”, describe Marcelo antes de comenzar a ejemplificar con notable devoción. “Micaela (23) fue quien me insistió en su momento para que apostáramos a la cumbia en el programa, y dio resultado. Ahora está dedicada al diseño de indumentaria y trabaja con María Vilariño, mi asesora de imagen. Está muy atenta y me da muy buenos consejos, pero lo que más me gusta es que está cercana. Candelaria (21) estudia Bellas Artes y siempre me tira tips estéticos. Me gusta su opinión: de hecho, diseñó los tatuajes de mis brazos. Hace unos días me sorprendió con la noticia de que quiere trabajar conmigo en el área de gráfica y asistencia de producción. A Francisco (13) le gusta la música, en especial la electrónica. Está muy informado y acaba de pasarme una selección de temas de David Guetta para tener en cuenta. En una charla reciente me dijo que tiene intenciones de comenzar una orientación en comunicación, para desarrollar una carrera en los medios. Me mató. Y Juanita (9) es un encanto. Me hizo conocer a Justin Bieber, por ejemplo, mucho antes de tanto éxito. Cada uno desde su edad me pinta un panorama interesante, que tengo presente a la hora de producir”.
DE CUERPO Y ALMA. Más afín a lo saludable que a la coquetería, a las 12 de cada día –excepto los miércoles– Marcelo cumple a rajatabla la rutina de ejercicios diseñada por su entrenador, Pablo Benadiva. En el gimnasio del Le Parc Alcorta, donde vive, y rodeado de televisores que lo mantienen al tanto de la programación, comienza con diez minutos de elongación, el preámbulo necesario para treinta y cinco de complementos de pesas y veinticinco de trote sobre cinta, cuando no visita de incógnito los Bosques de Palermo. “Acompaño el esfuerzo con una dieta a base de hidratos y proteínas que incluye cuatro comidas”, informa.
Aplicado, el día que graba sube a su oficina entre programas para cumplir con su merienda: una taza de café con leche y dos tostadas con queso crema y mermelada light, o un suntuoso licuado de banana. Pero no sólo el cuerpo es objeto de nutrición para Marcelo. “El trabajo espiritual es importante, y quisiera dedicar más tiempo a la meditación y las técnicas de respiración, en las que incursioné hace algún tiempo. Estoy con ganas de comenzar la Fase 2 de El Arte de Vivir (manejo del estrés e iniciativas de servicio para el bien común), pero me exige cuatro días de silencio absoluto, y todavía me cuesta apagar el celular durante tanto tiempo”, confiesa.
RITUALES DE CAMARIN. Antes de la llegada de Marcelo, el director Alejandro Ripoll – ShowMatch– entra a su camarín, prende las luces, pone el termostato en 21ºC, enciende el televisor en El Trece y espera para analizar con él los movimientos de rating del día, en la computadora que el conductor tiene sobre su mesa. Luego se sumarán Federico Hoppe y Pablo “el Chato” Prada, productores ejecutivos. Los objetos personales infaltables en su espacio: imágenes de vírgenes –en especial la de Luján–, su fragancia Polo, la cafetera para sus ristrettos y una mano de madera que utiliza para rascar la zona media de su espalda, en la que el tatuaje de una florcita le produce picazón. Un instante antes de entrar a la pista de Bailando se cerciora cuidadosamente de hacerlo con el pie derecho.
PERSONAL TEAM. María Vilariño, vestuarista de las figuras de SábadoShow y Cantando por un sueño y diseñadora de Liguria, cumplió veintidós años tras la imagen de Marcelo. “Supo observar, aprendió y se animó”, dice sobre el hombre fuerte de Ideas del Sur. “Es un hombre moderno, que sabe combinar clasicismo y tendencias con sutileza. Bailando fue una inflexión en su estilo e incitó a que muchas otras personalidades de la tevé lo imitaran”, asegura.
Cada semana, María dispone los cuatro cambios –infaltables los jeans para los viernes informales–. “Hay veces en que lo preparo para algún look distinto. Por ejemplo, le cuento que tengo en mente ponerle un cinturón de leopardo, para que la idea madure. Siempre acepta el desafío”, revela. Hasta el momento, 45 han sido los cambios que Tinelli no ha repetido jamás. ¿Sus manías de guardarropas? “No pueden faltarle el traje negro con camisa negra, los chupines ni el entallado en sus prendas”.
Irene Paré, es jefa de maquillaje y su maquilladora personal desde hace nueve años. “Lo primero que hago es masajearle la cara durante algunos minutos con cremas francesas La Prairie, humectantes, masificantes y tensoras, para quitarle el cansancio del día”, revela. “Aunque no es una persona pendiente de su imagen, y aún no le preocupan las arrugas, Marce pone el acento en el color: le gusta mucho verse bronceado”, finaliza.
Elvio Casciano lo peina desde hace dos años, por recomendación de Federico Rivero y Andrea Bursten. “Fui a su casa y le sugerí olvidarse del pelo largo, por practicidad y tendencia. Le propuse el look de Brad Pitt en El Club de la Pelea: corto mordido. Fuimos probando, del despeinado al más british, y ahí quedamos”, cuenta. “El pelo le crece mucho; tengo que cortárselo cada quince días. Al secárselo le masajeo el cuero cabelludo, para vigorizarlo ante el maltrato del calor”, dice.
“Muchas veces, mientras trabajo cierra los ojos y medita. Es un mimo saludable y necesario, que lo distiende”, comenta. “Antes de salir al aire lo peino con cera mate y le doy una nube suave de laca, para texturizarlo y evitar el efecto pomposo del recién lavado. Debo reconocer que con las manos es poco creativo y no lo hace durante los fines de semana, como pretendo”, concluye con gracia.
EL NUEVO MARCELO. Tres nuevas facetas de su Versión 2011 serán abordadas por el propio Marcelo. 1. El fashionista. “Me va vestirme bien. Tal vez no soy de comprar ropa, pero me gusta observar. Haber viajado tanto me entrenó el ojo”. 2. El humorista. “Por ahí en la vida cotidiana me dicen ‘vos sos divertido’, pero yo me siento un embole. En el aire del programa se dan situaciones que se generan porque juego con amigos”. 3. El terminante. “A veces hay que ponerse firme –destaca con respecto a las peleas en Bailando–, pero lo importante es darse cuenta hacia dónde va el formato; son condimentos típicos de lo que llamo el reality-fiction. Yo intento balancear: soy duro, pero también aflojo cuando debo, y propongo tranquilidad y diálogo para ver hasta dónde llega la situación. Es como con los chicos: si se exceden tenés que saber cortarlos”.
Frente a las hipótesis, concluye: “No me quedo nunca en posturas anteriores ni en las miradas de los otros. Siempre digo que cada vez que me despierto hay un nuevo Marcelo”.
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