Muchos matarían por compartir veinte minutos, a solas y en la habitación de un hotel neoyorquino, con Richard Gere. Es lógico. El que fuera el actor más deseado de los ochenta conserva gran parte de su atractivo físico, al que une un hablar pausado y largas reflexiones antes de cada respuesta.
Treinta años sometiéndose a entrevistas. ¿Le aburren?
No, pero a veces se hace duro. Cansa escuchar, casi siempre, las mismas preguntas.
Una no demasiado original: ¿Qué provocará en la gente Siempre a tu lado. Hachiko?
Ayer mismo estuve en un pase para niños, y estaba nervioso. Los niños son inexpertos, pero tienen muy claro lo que les gusta y manejan buenos argumentos. Su opinión fue positiva. Les encantó sentarse a verla y comer palomitas.
¿Es una película para ellos?
No, le puede gustar a cualquiera. A gente de otras edades le ha encantado. Me sorprendió la valoración que la dieron: era casi tan alta como la que tuvo Pretty Woman.
¿Cómo llegó hasta Hachiko?
No conocía la historia real, así que el primer contacto fue a través del guión, que me gustó desde el principio. Pero me decidí tras ver en una película japonesa de los ochenta, inspirada en la historia, de que la trama mantendría la atención durante una hora y media.
¿Cuántos guiones lee al año?
Muchos pasan primero por mi agente, y la mayor parte van a la basura. Otros me llegan a través de algún amigo o porque me lo pide un director. En total, debo leer entre cincuenta y cien al año.
¿Qué necesita un guión para interesarle?
Es como enamorarse: un misterio. O te emociona, o no lo hace. Es como ver a una chica por la calle que, de pronto, te gusta. Tiene algo que la hace diferente, algo superficial que quieres conocer en profundidad. Necesita emocionarme.
¿Qué le emocionó del guión de Hachiko?
Que hablara sobre la relación entre un perro y su dueño, porque yo también tengo uno y estamos muy unidos. También quería rodar una película para todas las edades, que pudiese ver mi hijo.
¿Cómo es él?
Tiene nueve años y es un chico increíble. Maravilloso. Simplemente, es lo que más me gusta en mi vida.
Esperó más de cincuenta años para tenerlo. ¿Por qué?
¡Antes tenía que encontrar a la mujer adecuada! No ocurrió hasta los cuarenta y cinco. En cuanto lo tuvimos claro, nos pusimos manos a la obra.
¿Cómo lleva su hijo que su padre sea una estrella de cine? ¿Les aleja su trabajo?
No, en absoluto. Por contrato tengo libres todos los fines de semana para estar con mi familia. Mi hijo juega al beisbol con sus amigos y soy su entrenador. Tengo una regla intocable: no estar, nunca, a más de una hora de mi casa.
¿Qué le parece el cine actual?
Han cambiado muchas cosas, pero destacaría que cada vez es más difícil hacer una buena película. Cuesta mucho lograr financiar un buen guión.
¿Los hay?
Muchos, pero resulta difícil y caro hacerlos realidad. Por muy pequeña que sea, una película en Hollywood exige diez, quince, veinte millones de dólares. Tal y cómo están las cosas, ponerlos encima de la mesa es un riesgo muy grande.
Pero usted, por ejemplo, ha producido Hachiko.
Sí, pero es una excepción. No me interesa ejercer de productor. En esta película lo hice porque me gustaba mi personaje y hablar de los sentimientos de los perros. Pusimos mucha energía en mostrar su vitalidad, su fuerza. Supuso un gran desafío.
¿Han mejorado o empeorado las cosas en las últimas décadas?
Estamos más unidos a la realidad. Internet nos ha conectado a todos, podemos comunicarnos y viajar con más facilidad. La tecnología nos permite conocer la mayor parte de los conflictos y enfermedades del mundo. Creo que, ahora, todos empezamos a ser más conscientes de ser parte de un proceso.
Como estrella del cine, ¿cuál es su responsabilidad en ese proceso?
Interna. No puedes pretender que los demás cambien, sino que debes empezar a trabajar en ti mismo. Incluso aunque creas haberlo logrado, no tienes ningún derecho a juzgar a los demás por las decisiones que toman.
Pero hay gente que, quizá, necesite pistas...
Ser capaz de pararse y recapacitar es muy importante. El perro de la película, en un momento determinado, se detiene y mira a la cámara: es una maravilla ver esos ojos. Esa mirada es muy pausada, consciente, como la de un yogui. Es como una epifanía, está conectado con todo su entorno. Si todos pudiésemos hacer lo mismo, parar, respirar, contemplar lo que nos rodea, quizá dejaríamos de enfadarnos por estupideces. Lloraríamos menos, podríamos enamorarnos, cuidarnos, dejar de pisotearnos los unos a los otros. Y nos haría conscientes del poder que hay en nuestro entorno y en nosotros mismos.
En la película se habla de héroes. ¿Cuáles son los suyos?
El primero, es obvio, es el Dalai Lama. También me resulta imposible escuchar a Martin Luther King y no emocionarme. En el cine, tengo varios héroes. Con algunos he trabajado, con otros no. Los primeros que me impresionaron, de joven, fueron los cineastas italianos: Fellini, Antonioni, Bertolucci... ¡Su cine tiene tanta energía como la que produce un reactor nuclear!
BIO. Richard Gere nació en Filadelfia, EE UU, en 1949. De niño aprendió a tocar varios instrumentos, fue un excelente atleta juvenil y estudió filosofía antes de debutar en la actuación en una representación de Grease. Se convirtió en una estrella en 1980, gracias a American Gigoló, fama que cimentó dos años después con Oficial y caballero. Estuvo casado entre 1991 y 1995 con Cindy Crawford, y en 2002 volvió a casarse con la actriz Carey Lowell, con la que tiene un hijo de nueve años.
Fuente: 20minutos
Richard Gere viejos galanes hombres bellos nota
Treinta años sometiéndose a entrevistas. ¿Le aburren?
No, pero a veces se hace duro. Cansa escuchar, casi siempre, las mismas preguntas.
Una no demasiado original: ¿Qué provocará en la gente Siempre a tu lado. Hachiko?
Ayer mismo estuve en un pase para niños, y estaba nervioso. Los niños son inexpertos, pero tienen muy claro lo que les gusta y manejan buenos argumentos. Su opinión fue positiva. Les encantó sentarse a verla y comer palomitas.
¿Es una película para ellos?
No, le puede gustar a cualquiera. A gente de otras edades le ha encantado. Me sorprendió la valoración que la dieron: era casi tan alta como la que tuvo Pretty Woman.
¿Cómo llegó hasta Hachiko?
No conocía la historia real, así que el primer contacto fue a través del guión, que me gustó desde el principio. Pero me decidí tras ver en una película japonesa de los ochenta, inspirada en la historia, de que la trama mantendría la atención durante una hora y media.
¿Cuántos guiones lee al año?
Muchos pasan primero por mi agente, y la mayor parte van a la basura. Otros me llegan a través de algún amigo o porque me lo pide un director. En total, debo leer entre cincuenta y cien al año.
¿Qué necesita un guión para interesarle?
Es como enamorarse: un misterio. O te emociona, o no lo hace. Es como ver a una chica por la calle que, de pronto, te gusta. Tiene algo que la hace diferente, algo superficial que quieres conocer en profundidad. Necesita emocionarme.
¿Qué le emocionó del guión de Hachiko?
Que hablara sobre la relación entre un perro y su dueño, porque yo también tengo uno y estamos muy unidos. También quería rodar una película para todas las edades, que pudiese ver mi hijo.
¿Cómo es él?
Tiene nueve años y es un chico increíble. Maravilloso. Simplemente, es lo que más me gusta en mi vida.
Esperó más de cincuenta años para tenerlo. ¿Por qué?
¡Antes tenía que encontrar a la mujer adecuada! No ocurrió hasta los cuarenta y cinco. En cuanto lo tuvimos claro, nos pusimos manos a la obra.
¿Cómo lleva su hijo que su padre sea una estrella de cine? ¿Les aleja su trabajo?
No, en absoluto. Por contrato tengo libres todos los fines de semana para estar con mi familia. Mi hijo juega al beisbol con sus amigos y soy su entrenador. Tengo una regla intocable: no estar, nunca, a más de una hora de mi casa.
¿Qué le parece el cine actual?
Han cambiado muchas cosas, pero destacaría que cada vez es más difícil hacer una buena película. Cuesta mucho lograr financiar un buen guión.
¿Los hay?
Muchos, pero resulta difícil y caro hacerlos realidad. Por muy pequeña que sea, una película en Hollywood exige diez, quince, veinte millones de dólares. Tal y cómo están las cosas, ponerlos encima de la mesa es un riesgo muy grande.
Pero usted, por ejemplo, ha producido Hachiko.
Sí, pero es una excepción. No me interesa ejercer de productor. En esta película lo hice porque me gustaba mi personaje y hablar de los sentimientos de los perros. Pusimos mucha energía en mostrar su vitalidad, su fuerza. Supuso un gran desafío.
¿Han mejorado o empeorado las cosas en las últimas décadas?
Estamos más unidos a la realidad. Internet nos ha conectado a todos, podemos comunicarnos y viajar con más facilidad. La tecnología nos permite conocer la mayor parte de los conflictos y enfermedades del mundo. Creo que, ahora, todos empezamos a ser más conscientes de ser parte de un proceso.
Como estrella del cine, ¿cuál es su responsabilidad en ese proceso?
Interna. No puedes pretender que los demás cambien, sino que debes empezar a trabajar en ti mismo. Incluso aunque creas haberlo logrado, no tienes ningún derecho a juzgar a los demás por las decisiones que toman.
Pero hay gente que, quizá, necesite pistas...
Ser capaz de pararse y recapacitar es muy importante. El perro de la película, en un momento determinado, se detiene y mira a la cámara: es una maravilla ver esos ojos. Esa mirada es muy pausada, consciente, como la de un yogui. Es como una epifanía, está conectado con todo su entorno. Si todos pudiésemos hacer lo mismo, parar, respirar, contemplar lo que nos rodea, quizá dejaríamos de enfadarnos por estupideces. Lloraríamos menos, podríamos enamorarnos, cuidarnos, dejar de pisotearnos los unos a los otros. Y nos haría conscientes del poder que hay en nuestro entorno y en nosotros mismos.
En la película se habla de héroes. ¿Cuáles son los suyos?
El primero, es obvio, es el Dalai Lama. También me resulta imposible escuchar a Martin Luther King y no emocionarme. En el cine, tengo varios héroes. Con algunos he trabajado, con otros no. Los primeros que me impresionaron, de joven, fueron los cineastas italianos: Fellini, Antonioni, Bertolucci... ¡Su cine tiene tanta energía como la que produce un reactor nuclear!
BIO. Richard Gere nació en Filadelfia, EE UU, en 1949. De niño aprendió a tocar varios instrumentos, fue un excelente atleta juvenil y estudió filosofía antes de debutar en la actuación en una representación de Grease. Se convirtió en una estrella en 1980, gracias a American Gigoló, fama que cimentó dos años después con Oficial y caballero. Estuvo casado entre 1991 y 1995 con Cindy Crawford, y en 2002 volvió a casarse con la actriz Carey Lowell, con la que tiene un hijo de nueve años.
Fuente: 20minutos
Richard Gere viejos galanes hombres bellos nota
No hay comentarios:
Publicar un comentario