–¿Cuando se enamoraron pensaron que terminarían casados?
Almeyda: No, dejamos que todo fluyera. Con Natalia al principio alquilamos un departamento, para ver qué onda…
Fava: Sí. Y después de GH alquilé una casa para no volver a Mar del Plata. Cuando me enamoré de Santi supe que no sería una historia más. Y al año y medio, ¡nos casamos!
Capristo: Nosotros estuvimos seis años de novios…
Conti: Sí, pero nunca nos separamos. Primero vivimos con la madre de Ximena, después en lo de mi viejo, luego alquilamos un departamento, y hace poco compramos nuestra casa.
–Pero en ambas parejas todavía faltan los hijos…
Fava: Sí. Tenemos ganas… Mientras, vivimos con un montón de perros y gatos.
Conti: Nosotros tenemos un boxer, porque no aceptamos ningún gato. ¡Y menos si tiene botas!
Almeyda: Queremos tener hijos, sí. Y cuando salgamos a pasear les vamos a dejar los bebés a Ximena y Gustavo, así van practicando…
Capristo: Nosotros también pensamos en los hijos, pero vamos a esperar a que ellos los tengan primero, porque se casaron antes. Además, ¡imaginate a la vedette del Maipo con panza!
–¿Sufrieron las críticas que recibieron por exponer su intimidad en un reality?
Capristo: Sí, hubo un prejuicio con nosotros. Por eso estudié baile y teatro. Hice algunos trabajos de los que me arrepiento, pero fui escalón por escalón, y ahora soy primera vedette.
Conti: Yo siempre quise ser actor de comedia, y después de salir de la casa de Gran Hermano estudié teatro durante seis años. No soy un improvisado. Por eso ahora estoy en Le referí cornú, la comedia de Gerardo Sofovich; en Patito Feo en la tele, y participo en Patinando…
Fava: Fue difícil, pero siempre hice las cosas que me gustaron y me instalaron en un buen nivel profesional. Quiero seguir siendo actriz, pero también me gustaría conducir un programa de entretenimientos.
Almeyda: Yo soy el más relajado de los cuatro; no me importa si mañana se corta todo. Pero me gusta ser modelo, actor y estar en Patinando… Trabajar me interesa más que la fama.
–Pasemos a la intimidad de sus casas. ¿Quién cocina?
Capristo: Yo. Amo cocinar. Y Gustavo me trae a todos sus amigos a comer a casa. A él no lo dejo pisar la cocina, porque no hace bien ni un huevo frito.
Conti: Sólo hago asado los domingos.
Fava: En casa cocina Santiago. Yo, nada…
Almeyda: Natalia cocina una vez por mes, pero se ocupa del orden y la limpieza, porque yo soy muy desordenado.
–¿Cuál fue el lugar más extraño en donde hicieron el amor?
Capristo: En ningún lugar especial. Gustavo, en la cama, es diez puntos. El lugar no importa.
Conti: Una vez… ¡en un ascensor! Y otra vez en un garaje. A veces es bueno romper la monotonía.
Fava: Nosotros, en cambio, somos más bien clásicos.
Almeyda: Pero una vez lo hicimos en tu camarín…
Fava: Shhh… calláte, que me pongo colorada.
–¿Nunca se tiraron platos y ceniceros por la cabeza?
Almeyda: Soy muy tranquilo; siempre trato de conciliar. Lo que me saca de quicio es esperar horas a Natalia antes de salir. Pero nunca grito…
Fava: La que grita soy yo, porque ordeno, limpio, y él llega del gimnasio y deja todo tirado.
Conti: En estos años, con Xime nos peleamos una o dos veces. Pero cuando chocamos… ¡tiembla Caballito! Me saca que tarde una hora en secarse el pelo.
Capristo: Los hombres no entienden que nosotras miremos cien veces la ropa antes de decidir qué ponermos, y que además tenemos que peinarnos y maquillarnos.
–¿Cuál es su recuerdo más lindo?
Fava: El día que compramos la casa y entramos por primera vez.
Conti: Sí, para nosotros también; la casa y el casamiento. Recuerdo a toda la gente en la iglesia, pero ese día casi no me caso…
Capristo: Es cierto, casi no nos casamos, porque llegué tarde y el cura tenía que irse.
Almeyda: Nuestro casamiento también fue inolvidable.
–¿Alguna vez tuvieron fantasías swinger, o son demasiado celosos?
Capristo: Soy muy egoísta. No compartiría a mi pareja con nadie. Ese morbo me supera.
Fava: No, nunca. Cuando tenemos una fantasía la hablamos. No soy muy celosa, y confío mucho en Santiago.
Almeyda: Yo sí soy muy celoso, pero no un enfermo…
Conti: Soy celoso, pero confío en Ximena. A veces me resulta difícil ver sus desnudos en las revistas. No me gusta que mis amigos vean las lolas de mi mujer en el kiosco…
Capristo: Nunca seríamos swingers, somos muy celosos.
–¿Hay una clave para que la popularidad no mate al matrimonio?
Fava: El amor, y no creer que algo es eterno.
Almeyda: Hacer algo distinto todos los días.
Conti: Cuidar a mi mujer para que nunca pierda la sonrisa.
Capristo: Los cuatro estamos espléndidos. El tiempo no mató el amor. Al contrario, fortaleció nuestra pasión.
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