Cejas tupidas y masculinas y un color de ojos espectral conforman una mirada que el modelo y co-conductor de El show creativo sabe explotar. A sus 31 años, y con dos hijos a cuestas, asegura que no cambiaría por nada su vida familiar. Menos aún por un papel como actor, algo que a su mujer le disgustaría bastante.
Una mentira piadosa y con final feliz. Así podría reseñarse la forma en que Hernán conoció a su mujer Bárbara, aquella noche en la que prefirió ocultarle su profesión de modelo intuyendo quizá, lo que con el tiempo, ella misma le confesaría: “Si ahí me contabas la verdad, lo más probable es que no hubiésemos seguido charlando”. Por supuesto, la “mentirita” no iba a durar mucho, entre otras cosas, porque durante sus siguientes siete años de carrera, Hernán iba a multiplicar sus desfiles, filmar unos 80 comerciales en todo el mundo y aparecer, en 2004, en la portada del famoso almanaque Cosmopolitan. En todo caso, la anécdota amorosa -que luego desencadenó en casamiento y dos hijos- sirve para entender un poco la vida de este bombón argentino, cruzada en buena medida por los prejuicios, y por una suerte de militancia familiar a ultranza.
-¿Sentís que puede quitarle proyección a tu carrera el hecho de estar casado y con dos hijos (Luka, de 3 años y Lola, de 10 meses)?
-Sí, te limita un poco, pero es una elección de la cual no estoy arrepentido ni mucho menos. Yo cuando la conocí a Bárbara tenía uno de los contratos más jugosos de mi carrera, para ir tres meses a Italia, con sueldo en euros, casa y comida. Faltando un mes para irme la conocí a ella y decidí suspender el viaje, apostando a una vida familiar. Mi sueño no era triunfar como modelo, sino tener una familia.
-¿Cómo ves hoy el hecho de que ella te hubiese prejuzgado por el hecho de ser modelo?
-Y… fijate vos que quien me dijo eso es con quien me terminé casando y teniendo dos hijos. Sí, las creencias sociales sobre la frivolidad de este ambiente están muy extendidas…
-Esos prejuicios, ¿aumentan en el caso de un modelo que luego pasa a la tele?
-Más o menos. En mi caso me parece que tiene que ver con la elección que hice, ya que en lugar de ser notero de eventos, me metí en un programa serio, que está hace veintidós años al aire y donde sólo se habla de publicidad. Por eso no me vienen a hacer preguntas que yo no quiera escuchar. Saben que el target al que yo apunto no es ése.
-Por otro lado, ¿por qué crees que -al menos en la percepción de la gente- no existe la figura del top model masculino?
-Y… volvemos a este asunto de las creencias sociales… (sonríe). Además, en este caso también “ayudan” las agencias cuando tienen que crear nuevas caras y siempre eligen chicas. Yo te puedo asegurar que en publicidad, muchos de los modelos hombres trabajamos tanto o más que las mujeres, que salen constantemente en las revistas.
-¿Cómo querés que siga tu carrera? ¿Te tienta la actuación?
-No. La actuación está muy lejos. Yo tengo un tema muy en claro con mi mujer y es que ella no quiere que ande repartiendo besos. Las veces que me metí en la televisión para actuar, al segundo o el tercer capítulo, me ponían a darle besos a la mujer del protagónico… Pero como mi mujer no quiere, sencillamente no lo hago.
-¿No hay negociación posible?
-No, imposible. Besos no se dan. Igual, en este tiempo de televisión, le fui tomando más el gusto a lo que hay detrás de cámara; la fotografía, la dirección de un comercial…
-Quizá te tire un poco la profesión de tu mujer, productora de tevé… Hablando de eso, ¿se torna difícil escapar a la mono-charla sobre televisión?
-Es algo que toco bastante en terapia, precisamente por eso. No quiero que se torne muy monótono ni que entremos en una suerte de “competencia”. Pero lo llevamos muy bien, yo le pido consejos, me aconseja y viceversa. Encontramos un equilibrio muy bueno.
-En el programa suelen leer mails de chicas que te llenan de piropos, ¿cómo te llevás con ese “acoso”?
-Sí, escriben mucho y en la medida que puedo, trato de responder siempre. Eso sí, un mail te respondo, el segundo también, pero más no. En la calle, ya me resulta más raro porque a veces, estoy con mi mujer o mis hijos e igual se acerca una chica para sacarse una foto. No me molesta aunque es un poco incómodo.
-¿Un sueño recurrente?
-Me gustaría, cuando deje de trabajar, colgar todo e irme a pescar al sur, a una cabaña con bajada al lago y ver crecer a mis hijos ahí. Tener veinte kilos de más y ya no tener que hacer dieta y comer helado todas las veces que lo desee.
Fuente: revista luz, Pablo Steinmann
Hernán Drago guapo bello lindo infartante
Una mentira piadosa y con final feliz. Así podría reseñarse la forma en que Hernán conoció a su mujer Bárbara, aquella noche en la que prefirió ocultarle su profesión de modelo intuyendo quizá, lo que con el tiempo, ella misma le confesaría: “Si ahí me contabas la verdad, lo más probable es que no hubiésemos seguido charlando”. Por supuesto, la “mentirita” no iba a durar mucho, entre otras cosas, porque durante sus siguientes siete años de carrera, Hernán iba a multiplicar sus desfiles, filmar unos 80 comerciales en todo el mundo y aparecer, en 2004, en la portada del famoso almanaque Cosmopolitan. En todo caso, la anécdota amorosa -que luego desencadenó en casamiento y dos hijos- sirve para entender un poco la vida de este bombón argentino, cruzada en buena medida por los prejuicios, y por una suerte de militancia familiar a ultranza.
-¿Sentís que puede quitarle proyección a tu carrera el hecho de estar casado y con dos hijos (Luka, de 3 años y Lola, de 10 meses)?
-Sí, te limita un poco, pero es una elección de la cual no estoy arrepentido ni mucho menos. Yo cuando la conocí a Bárbara tenía uno de los contratos más jugosos de mi carrera, para ir tres meses a Italia, con sueldo en euros, casa y comida. Faltando un mes para irme la conocí a ella y decidí suspender el viaje, apostando a una vida familiar. Mi sueño no era triunfar como modelo, sino tener una familia.
-¿Cómo ves hoy el hecho de que ella te hubiese prejuzgado por el hecho de ser modelo?
-Y… fijate vos que quien me dijo eso es con quien me terminé casando y teniendo dos hijos. Sí, las creencias sociales sobre la frivolidad de este ambiente están muy extendidas…
-Esos prejuicios, ¿aumentan en el caso de un modelo que luego pasa a la tele?
-Más o menos. En mi caso me parece que tiene que ver con la elección que hice, ya que en lugar de ser notero de eventos, me metí en un programa serio, que está hace veintidós años al aire y donde sólo se habla de publicidad. Por eso no me vienen a hacer preguntas que yo no quiera escuchar. Saben que el target al que yo apunto no es ése.
-Por otro lado, ¿por qué crees que -al menos en la percepción de la gente- no existe la figura del top model masculino?
-Y… volvemos a este asunto de las creencias sociales… (sonríe). Además, en este caso también “ayudan” las agencias cuando tienen que crear nuevas caras y siempre eligen chicas. Yo te puedo asegurar que en publicidad, muchos de los modelos hombres trabajamos tanto o más que las mujeres, que salen constantemente en las revistas.
-¿Cómo querés que siga tu carrera? ¿Te tienta la actuación?
-No. La actuación está muy lejos. Yo tengo un tema muy en claro con mi mujer y es que ella no quiere que ande repartiendo besos. Las veces que me metí en la televisión para actuar, al segundo o el tercer capítulo, me ponían a darle besos a la mujer del protagónico… Pero como mi mujer no quiere, sencillamente no lo hago.
-¿No hay negociación posible?
-No, imposible. Besos no se dan. Igual, en este tiempo de televisión, le fui tomando más el gusto a lo que hay detrás de cámara; la fotografía, la dirección de un comercial…
-Quizá te tire un poco la profesión de tu mujer, productora de tevé… Hablando de eso, ¿se torna difícil escapar a la mono-charla sobre televisión?
-Es algo que toco bastante en terapia, precisamente por eso. No quiero que se torne muy monótono ni que entremos en una suerte de “competencia”. Pero lo llevamos muy bien, yo le pido consejos, me aconseja y viceversa. Encontramos un equilibrio muy bueno.
-En el programa suelen leer mails de chicas que te llenan de piropos, ¿cómo te llevás con ese “acoso”?
-Sí, escriben mucho y en la medida que puedo, trato de responder siempre. Eso sí, un mail te respondo, el segundo también, pero más no. En la calle, ya me resulta más raro porque a veces, estoy con mi mujer o mis hijos e igual se acerca una chica para sacarse una foto. No me molesta aunque es un poco incómodo.
-¿Un sueño recurrente?
-Me gustaría, cuando deje de trabajar, colgar todo e irme a pescar al sur, a una cabaña con bajada al lago y ver crecer a mis hijos ahí. Tener veinte kilos de más y ya no tener que hacer dieta y comer helado todas las veces que lo desee.
Fuente: revista luz, Pablo Steinmann
tas re lindo.ja siempre me gustaste sos el unico
ResponderEliminarEres perfecto tanto exterior como interiormente TE AMO...
ResponderEliminares muy lindo fisicamente, el ideal de hombre.... queremos ver el interior reflejado!!!
ResponderEliminarPara mí, lejos! El hombre más lindo del mundo!
ResponderEliminarLas fotos son de un hombre distinto del que luego se habla. Solo hay fines comerciales en esta página. Todo es falso.
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