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miércoles, 28 de octubre de 2009

Axel, comprometido con la naturaleza
















Dice que es un protector de la Naturaleza. Rodeado por el verde del campo y a punto de observar el atardecer, el cantante Axel (31), uno de los hombres más románticos de la canción, se relaja y respira profundo. “Soy un protector de la tierra y la Naturaleza. Cuando uno se empieza a comunicar con las pequeñas cosas es cuando el universo comienza a hablarte y queda en uno hacerle caso o no”, reflexiona. Comprometido con el medio ambiente, es vegetariano y medita tres veces por semana. Uno de los pocos sueños que le falta concretar es vivir en su casa que tiene en Córdoba, donde se comunica con las plantas, “los árboles atesoran muchos secretos, hay que conectarse con los ángeles para poder ser realmente libre”, confiesa.

—¿A qué edad comenzó esa comunicación y conexión de la que habla?

—Desde los 14 años, y mis amigos me apodaron “el Loco”, porque comenzaron a ocurrirme cosas extrañas.
Después de seis años de búsqueda encontré ese sitio soñado en Córdoba.

—¿Cómo nace su relación con la música?

—Soy un tipo de mucha fe. A los 14 ya tenía mi banda de garaje, empecé a tocar en bares, subtes, en la calle a la gorra y sabía que la música iba a ser lo mío. Descubrí que la música es mi terapia. Y ahora estoy muy feliz con el concierto que daré en Ferro el 21 de noviembre.

—Con la fama, ¿cómo se lleva?

—La tomo con total naturalidad. Sigo siendo el chico de barrio de siempre. A veces me sorprende que me paren por la calle, pero me encanta. Agradezco mucho a la gente que me apoya. Soy una persona muy accesible, al fin y al cabo soy un artista que hace música. No me considero un elegido ni nada de eso, pienso que todos somos iguales, lo que pasa es que soy un tipo abierto a todo. Los niños ven ángeles y cosas hermosas, pero los adultos dicen que no existen. Pero un día te abrís y descubrís que son reales y empezás a verlos, y ahí es cuando te comunicás con el universo que empieza a hablarte, y está en vos hacerle caso o no. Medito tres veces por semana, un día vi un lugar y cuando desperté, sentí que tenía que estar ahí. Tenía que encontrar ese lugar.

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