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domingo, 12 de octubre de 2008

Kevin Costner defiende su legado de Hollywood






"La fama no es un logro cultural. Es sólo uin signo de nuestros tiempos. Si tu película no recauda una enorme cantidad de dinero, ¿es un fracaso? Tengo criterios diferentes sobre lo que constituye el éxito" Un Kevin Costner desafiante defiende su legado de Hollywood.

Delante de Costner hay un vaso de agua mineral. Cuando se inclina para pegar un sorbo, pone al descubierto su pelo con reflejos rubios que empieza a clarearle, así como la gordura que le asoma a la altura del estómago. Con 53 años, con su perilla y su bronceado intenso, parece un envejecido jugador profesional de golf.

Sólo cuando Costner dibuja su media sonrisa torcida, adquiere el aspecto de una estrella de cine, pero durante el transcurso de nuestro tiempo juntos, poca opción ha tenido de hacerlo. Fuera, un montón de publicistas están de charleta, comparando sus BlackBerrys. Cuando se acaba la entrevista, me hacen la pregunta obligada: "¿Qué tal ha ido con Kevin?" No estoy seguro de qué contestar.

Nuestra conversación sobrevoló los puntos de vista de Costner sobre la muerte y el fracaso. Se molestó. En un momento concreto de tensión, preguntó: "¿A qué vienen estas preguntas?" Me ha llamado "raro". Ha sido todo raro, les dije, un cajón de sastre.

En Los Ángeles, al igual que el personaje de Bernard en Muerte de un Viajante, Costner "gusta pero no gusta mucho". Dice el botones de mi hotel, "famoso, hará unos 20 años", pero eso es injusto. Hace 20 años tenía mucho tirón. De hecho, el periodo dorado de Costner entre 1987 y 1992 cuando Los Intocables, Bailando con lobos, Robin Hood: príncipe de los ladrones, JFK y El guardaespaldas alcanzó audiencias enormes en dos palabras, le hicieron intocable. Pero nadie recuerda los buenos tiempos.
¿Caído en desgracia?

Cuando la gente nombra ahora a Costner, hablan de sus bodrios: Waterworld, El Mensajero del futuro, Wyatt Earp. Y lo hacen porque de todos es sabido en Hollywood que Costner ha caído en desgracia. Y en esta línea, jugó con una épica subtitulada de tres horas en Bailando con Lobos, y de nuevo, contra todo pronóstico de los magos de la industria, le salió rentable, valiéndole dos Oscars y un prestigio pecuniario. Pero en la estela de su gran momento, su orgullo desmedido lo echó todo a perder.

El fracaso profesional acompañó a sus conflictos personales. En 1994, su matrimonio con Cindy Silva, su amor de la facultad, se vino abajo tras 16 años entre acusaciones de aventuras extramatrimoniales. Costner pagó más de 50 millones de euros para zanjar el divorcio. Luego hizo Waterworld, y el Mensajero del futuro, épicas caras, autocomplacientes, que los críticos echaron por los suelos. Cinco años tras El Guardaespaldas, la vida de Costner cayó en picado.

Y pasó a ser un ejemplo con moraleja. La interpretación de Costner te dice una verdad como un templo acerca de él: no sabe hacer comedia. Es como ver a Gracita Morales haciendo Don Juan Tenorio. Sin embargo, cuando interpreta al americano medio, tocando la fibra sensible de una nación, la suya, de sentimentalismo empalagoso, no hay nadie que le haga sombra y él lo sabe.

Volviendo a la suite del segundo piso del Four Seasons, la temperatura ha bajado un grado. Me reconforta el consejo de Armyan Bernstein, amigo de Costner y productor de tres de sus películas. Kevin realmente no es un tipo agresivo?, dice, puede tener malas pulgas pero es como un perro ladrador. Mucho ruido pero poco mordedor.

En este momento, Costner está ladrando. De qué va tu artículo, pregunta.Te estás poniendo tan raro. Ni siquiera quieres hablar de Swing Vote (su última película). ¿Esto es sólo de lo que quieres hablar? ¿De otra cosa?. Precisamente porque he visto Swing Vote. Así que hablamos de que Hollywood ya no le quiere. Pienso que hay un montón de gente que quiere reírse de alguien que ha tenido éxito, y se dieron cuenta de su fracaso, dice.

Sólo es la percepción de un fracaso. No significa realmente eso, pero eso es lo que se percibe. ¿No es su gran problema el que no haya suficiente público de pago que quiera ver sus películas? Bien, por supuesto, a veces el fracaso público está envuelto en los siguientes términos - ¿es popular?, contesta. Si no es popular, entonces es un fracaso. Pero puedes ser popular ahora, en este mundo, por llevar semen en tu vestido, ¿ok?

Puedes ser popular por todas esas cosas. La fama no es un logro cultural. Es sólo un signo de nuestros tiempos. Y si no eres famoso, ¿eres un fracaso? Si tu película no recauda una enorme cantidad de dinero, ¿eres un fracaso? ¿Y qué si recauda un 10% de su inversión? Pienso que un corredor de bolsa enloquecería si supiese que pudo conseguir un 10% de su inversión. Tengo criterios diferentes sobre lo que constituye el éxito.

Costner se ve a sí mismo como un cruzado, un hombre de frontera. Nunca haría una segunda parte de una película (aunque muchas veces ha hablado de hacer El guardaespaldas 2). Nunca haría nada sólo por hacer caja. Está contento al organizar un lío (y lo hace a menudo) cuando piensa que los ejecutivos no le hacen justicia con una buena película. Quiere ponerse a prueba.

No soy el primero en darme cuenta de cómo la vida de Costner se cruza con la de sus películas. Kevin es como el papel que interpreta en las películas, dice Berstein. Escoge cinco películas de Costner y es así como es este tío. El hombre como tal es ingenuo en su visión del mundo a través del celuloide. Puedes saber mucho sobre cómo quieres ser por las películas que ves, dice. He podido ver películas y decidir quién quería ser yo. No soy tan valiente como algunas de las personas a quienes he interpretado. Ni soy tan inteligente como algunas de las personas a quienes he interpretado. Pero ojalá lo fuera. Es interesante la inquietud de Costner por un legado.
¿De qué tiene tanto miedo, de estar muerto o de no estar cuando esté muerto? Es una pregunta que merece la pena hacer aunque sólo sea porque el año pasado, cuando su esposa dio a luz a Cayden Wyatt, el nuevo padre hizo un comentario revelador.

Mi miedo fundamental, dijo, es que moriré y que alguien tendrá que educar a mi hijito. Entonces tenía 52, poco vejestorio aún. Le sugerí que era una cosa curiosa por la que preocuparse. No lo creo, dijo. Pienso para mis adentros, ¿le veré llegar a la universidad? ¿Llegaré a verle cuando acabe la universidad? Echa cuentas. Empiezas a ver las cosas de esa manera. Bueno, no es que eso me preocupe a diario, pero se me hizo la pregunta, y por ello traté de dar con la mejor respuesta que pudiera expresar...

¿Tienes ganas de morirte? Kevin Costner no tiene ganas de morirse. Quiere vivir, y vivir, y vivir. Quiere interpretar a personajes, y ser como los personajes a quienes interpreta. Quiere ser el mascarón de proa de los antiguos valores americanos. Por eso hizo Swing Vote por ese momento que te atenaza la garganta al final de la película cuando Bud cae en la cuenta de lo mal ciudadano en que se ha convertido. No parece que esté por la labor de reírse de sí mismo, o que otros se rían de él. Las críticas de Swing Vote le deben estar matando. Sin embargo hay una cosa clara: Costner nunca dejará de soñar. Al final del día?, dice, con sus labios dibujando una sonrisa con una pizca de patetismo, y con esos ojos suyos, como dos piscinas abriéndose ligeramente, Funciono y trabajo con la esperanza. Música de situación y rótulos de crédito.

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