Axel: "Les gusto hasta a las abuelas"

Es uno de los cantantes argentinos más exitosos del momento. Conocido por hacer la publicidad de un jabón en polvo, dice que se siente un "pibe común", que canta para llevar un mensaje de amor al mundo. Tiene cinco discos editados y su última gira llevó más de 500.000 espectadores.

Una encuesta informal, alejada de la rigurosidad, podría concluir con que es "el cantante de las amas de casa". Bastaría chequear tal mote con ver un spot publicitario en el que le canta a una hacendosa señora y le regala un milagroso producto que deja la ropa bien blanca. Pero Axel (Axel a secas para sus fans) es más que la carita angelical de un jabón en polvo. Lleva diez años con la música profesional, editó cinco discos y hoy recorre triunfante Latinoamérica. "Que me den cuatro minutos y un piano y que cierren los ojos. Con eso me basta para que me juzguen bien", desafía.

Cantautor romántico del momento, podría tener sus bases en Los Angeles, México o -más modestamente- en Puerto Madero, pero cambió su Rafael Calzada natal por Adrogué. Nada de lujos ni caprichos de star en su universo. "Soy un pibe super común", intentará convencer luego. En su barrio parece dormirse la siesta los días grises, pero el muchacho abre la puerta bien despabilado. Se lo nota emocionado por su primera entrevista con Clarín y quizá por eso pensó en cómo agasajar cálidamente: invita a la cocina, saca pan caserito del horno y jura que fue hecho por las mismas manos que dos minutos antes acariciaban un piano heredado que data de 1905. "Está crocante. ¿Les gusta? Vivo preparando comida para los demás, es mi forma de demostrar cariño. Además, en casa nos enseñaron a hacer todo por nosotros mismos. Esta pared la pinté yo", advierte con un buda detrás.

A los 31 años, el muchacho cuyo último hit casi de autoayuda se titula Celebra la vida, deja ver los recovecos de su nido de soltero, donde se esconden duendecitos entre las plantas y hasta cds de Osho. Una decoración que da la pauta que allí gobierna una actitud más bien zen, donde reinan los amuletos y todo aquello que sirva para lograr "un buen canal de energía". Mientras, su asistente lo vende bien: cuenta que la estrategia Axel es simple: nada de divismo. "En el Orfeo firmó hasta el último autógrafo y eran 1.000 personas. Termina un show, se venden sus discos a diez pesos y él firma todo".

Hijo de un belga (pianista aficionado) y una argentina profesora de danzas folclóricas, se acercó a la música a los cinco años, gracias a una monja que daba clases en la cripta de un convento. A los 8 pasó al Conservatorio de Banfield, mientras recibía una educación musical en casa. "Cuando era chico no se comía con la tele prendida, sino con música. Teníamos el privilegio de una casa de una manzana entera y un estudio donde podías encontrar de todo: guitarras criollas, piano, violín, charango, trompeta, clarinete, bombo, fagot..." -enumera-. Somos cuatro hermanos y nunca tuvimos ropa de marca. Mis papás preferían comprar otras cosas". Tiempos en que lo echaron de la escuela por "revoltoso y por hacer percusión con la mesa todo el día".



¿Es cierto que querías ser sacerdote?

Sí, es verdad. Siempre fui muy seguidor de San Francisco de Asís y averigüé porque quería ser franciscano. A último momento me eché atrás. No me cerraban varias cosas de la religión católica como el negocio montado alrededor.



¿Y el hecho de vivir sin mujeres?

(Se ríe) Nunca me faltaron. Pero lo que no me gustaba era esa visión del Dios que te ama y te castiga. Aunque siempre me quedó el fuego, el amor por la gente.



De hecho eso transmitís en tus temas. Hay mucho mensaje de amor y paz...

El amor es una energía que nos afecta a todos, hasta al más heavy metal. A Pity (Alvarez) supongo que lo afectó también. Yo doy un mensaje de unión, de que todos somos uno, de lo que todo lo que hagas te vuelve, de ayudemos al prójimo, de valoremos a los abuelos. Si escuchás mis discos, tengo canciones para mi abuela Memé que falleció, mi tía Chispita, mi sobrino. No soy meloso pesado, soy meloso dulce. No me molesta que me digan que soy un romántico. No tengo tabú de mostrar el amor ni con mis amigos. No tengo miedo de quedar como light o blando. Como artista me gusta dar un buen mensaje.



¿Por eso te seguirán tanto las hijas como las madres? Hay como una imagen de chico bueno, de yerno ideal...

Puede ser. Yo les gusto hasta a las abuelas, pero porque soy transparente. No creo que a las de 50 o 60 les guste mis ojitos verdes. Nunca me puse borracho, nunca fumé, soy vegetariano. Siempre fui sano por elección. Tengo una personalidad muy firme. Nunca fui hombre masa. La primera vez que mis amigos fueron a un cabarute a los 14 años, yo dije no. Años atrás, si me preguntabas un vicio, te decía mujeres. Pero fue lo que me impuso el sistema. Con la fama hay oferta, te bombardean, provocan. La mujer no tiene tabú. Pero no me va la adolescente que demuestra sus calenturas. No me interesan las mujeres que se regalan.



¿Es difícil medir cuántas mujeres te siguen realmente por tu música?

Gracias a Dios, muchas empiezan por lo segundo y terminan siendo fanáticas de mi música. No me molesta. Si a través de cómo tengo el pelo alguien compró mis discos, bienvenido el pelo.



¿Musicalmente estarías cerca de quién? ¿Un Lerner? ¿Un Diego Torres?

Es difícil hablar de gente tan consagrada. Con todo respeto, me siento cerca de Alejandro Lerner y Fito Páez. Ellos eran mis dos pilares, aunque mi influencia más grande siempre fueron Los Beatles. Si escuchás un tema mío podría ser parecido a Coldplay, salvo por el inglés. Pero ojo, en mis venas tengo rock, mucha rebelión. Tengo un costado baladista, pero otro rockero: en mis conciertos está mi parte enérgica, mi balada toma fuerza. De hecho muchos de mis músicos vienen del rock.

"Medio de novio con una chica de de la zona sur", el baladista internacional al que todavía se lo puede ver "haciendo la compras en el supermercado y en ojotas" partirá pronto hacia Europa. ¿Habrá sumado a su carrera el hacer una publicidad de jabón para la ropa? "En este país la gente es prejuiciosa. Yo planteé algo: hubo etapas de mi vida donde mi papá no tuvo laburo y mi mamá tuvo que trabajar doble turno. Mi viejo inventaba comidas: nunca faltó, pero había sopa crema de perejil, o sea, leche con un perejil flotando. Teniendo en cuenta eso..."



No fuiste tan exquisito...

Exacto. Puse eso en la balanza. Hasta en México, donde viví un tiempo, tuve que vender mi ropa porque no me fue bien. Ahora que estoy en un buen momento y me ofrecen trabajo, ¿Voy a decir no? Que me juzguen por un concierto. Yo quiero que la gente se vaya de mis conciertos con ganas de vivir de otra manera...


Pretencioso lo tuyo. Como si tu música pudiese cambiar a alguien...

La música cambia al ser humano. El arte más profundo no se consigue si no es en contacto con Dios. La gente hoy está desorientada, distraída con el último celular. Yo cuando compongo estoy en trance, conectado 100% con la energía divina. En mi música está Dios.

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