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miércoles, 13 de agosto de 2008

JUAN MONACO, el tercer mejor tenista argentino del ranking mundial






Tandilense, como muchos buenos jugadores de tenis. Frontal y sin pelos en la lengua. Tímido, aunque verborrágico a la hora de hablar de fútbol. Revés a dos manos, drive sólido, 1,83 de altura, 77 kilos, llegó a estar número 13 en el ranking del mundo (hoy figura en el puesto 30º) antes de que una terrible neumonía lo dejara semanas en cama. Novio de Luisana Lopilato (21) y gran amigo del mejor tenista de estos tiempos, Rafael Nadal.
Antes de viajar a la aventura de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, Juan Mónaco (24) cuenta que sueña con ganar una medalla, en singles o en dobles, donde formará dupla con Agustín Calleri. A pesar de su bajo perfil, Pico, como lo llaman, se animó a hablar de todo... hasta de lo incómodas que le resultan las entrevistas: “Odio los reportajes y las fotos. Me cuesta mucho ponerme frente a una cámara. Y encima, cada vez que publican una nota, la Bruja Verón y Marcos Angeleri empapelan el vestuario de Estudiantes con mis fotos. ¿Por qué no les hacen una nota jugada a ellos, así los puedo cargar?”.
–¿Sos muy amigo de los jugadores de Estudiantes? –Me llevo bárbaro con los muchachos. Siempre que estoy en la Argentina los voy a ver, y por lo general los paso a visitar por el vestuario. Me hubiese gustado ser futbolista... Soy un buen carrilero, con mucho ida y vuelta. Corro todo el partido y tengo aire para aguantar tres partidos más.
–Si el día de mañana se presentara la ocasión, ¿invertirías en tenis o fútbol? –Ojalá pueda invertir en algo.... Supongo que con el tenis voy a estar ligado siempre, pero más me divertiría ser empresario futbolístico. Esa idea no la descarto.
–Se acercan los Juegos Olímpicos de Beijing. ¿Cómo estás para encararlos? –En lo físico, no muy bien. Me atacó una neumonía que me obligó a estar 45 días parado. Pero mis esperanzas se apoyan en lo anímico. Ojalá que mis ganas suplanten mis problemas físicos.
–Bueno, Nalbandian ganó el Master de Shanghai casi sin entrenar. –Pero David es un caso excepcional. Un día estaba pescando y al siguiente le había ganado a Roger Federer. Es un fenómeno.
–¿Igual soñás con un podio? –Sí, claro. En singles o en dobles. Cada noche, cuando me voy a dormir, me imagino subiendo a recibir una medalla. También me tengo fe con Agustín Calleri en dobles. Con él nunca perdimos jugando juntos. Competimos en tres torneos, y en todos tuvimos que abandonar en semifinales. ¡Estamos invictos! Yo apostaría por el Gordo y por mí.
–Con vos y Juan Martín del Potro, Tandil ya puede presentar su propio team de Copa Davis... Tienen al 2 y al 3 del ranking argentino... –Es un semillero. Creo que es la única ciudad del mundo que tiene dos jugadores entre los 30 mejores. Además, con Machi González (75º), y Diego Junqueira (100º) completamos el equipo. Y eso si no contamos al Negro Zabaleta, que está medio retirado.
–¿Renunciaste a muchas cosas para ser tenista? –Mirá: entrené de los 15 a los 18 en España. Fueron los años en los que aprendí a sentirme solo y a sufrir por esa soledad. Pero en definitiva me sirvió para hacerme grande. Me perdí la adolescencia en Tandil, que es muy divertida. Me hubiese encantado estar en los asados, las fiestas de 15, el viaje de egresados... El tenis tiene cosas buenas, pero al mismo tiempo se pierden otras. Imagináte: hace siete años que no paso un cumple con mi viejo. Es el 29 de marzo y para esa época se juega el Master Series de Miami.
–Volviendo a la actualidad, ¿cómo ves la carrera por el número 1 del ranking? –Yo hace rato vengo diciendo que Rafa lo va a pasar a Federer antes del Abierto de Estados Unidos.
–¿Y con el suizo todo bien? –Sí, a veces nos saludamos... Pero mucho no me importa, no debe saber ni quién soy. Si le dicen: “Mónaco quiere que Nadal sea el número uno”, él les puede contestar: “¿Ah, sí? ¿Y quién es Mónaco?”.
–Me comentaron que sos un poco adicto a los jueguitos electrónicos. ¿Puede ser? –Soy el número uno, lejos. Puedo tener un traspié, pero siempre termino arriba. No hay dudas: soy mejor que Federer y Nadal... a la Play Station, claro.
–¿Y el Rafa te hace competencia? –Lo mato. ¡No me gana nunca! Pasa que por lo general jugamos juntos. Siempre con el Manchester United, y contra quien venga. Pero como él es medio lento con los botones, casi siempre perdemos.
–El que pierde, me imagino, paga algo, ¿no? –Siempre. En Indian Wells perdimos contra Carlos Moyá y David Ferrer. Estábamos jugando en la habitación de Rafa, en uno de los bungalows que les dan a los top ten, como en el hoyo 7 de la cancha de golf. La prenda era ir completamente desnudos de la habitación hasta el gimnasio del hotel, que quedaba a unos 500 metros. Y ahí teníamos que hacer diez flexiones de brazos. ¡No sabés qué papelón! Estaba lleno de gente.
–Perdón, pero te tengo que preguntar por tu novia. –La verdad, me molesta. Muchas veces escriben cosas que no son ciertas, y eso me enoja mucho. De tenis o de fútbol hablemos todo lo que quieras, pero de mi vida privada no me gusta.
–Igual, se los ve muy enamorados... –Es que estoy muy bien. Llevamos más de un año y medio juntos, y se nota que nos estamos adaptando a la vida del otro. Tanto Luisana a mis tiempos de tenista como yo a los de su profesión de actriz.
–Siempre te preguntan si ella influye en tu rendimiento. ¿Eso te molesta?  –Me dicen: “Cuando estás con ella jugás mejor”. Y es una estupidez, porque yo soy el único responsable de si gano o pierdo.
–Claro. Pero si uno está de buen humor trabaja mejor. ¿A vos te pasa? –Eso sí, tal cual. Si te sentís bien en la vida, es mucho más fácil que te vaya bien. Por supuesto que la relación con mi novia me hace feliz. Por eso, se puede decir que ella es una de las razones por las cuales me siento bien. Pero de ahí, a titular: “Luisana me hace ganar”... ¡Eso es cualquier cosa...!
–Entonces me guardo la pregunta sobre el casamiento. –Sí, que se la guarden todos.
Por Juan Cruz Sánchez.Mariño Fotos: Alejandro Carra.

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