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miércoles, 30 de septiembre de 2009

Tom Ford






De diseñador a director. Su nombre está vinculado a la moda, al éxito, a la provocación y, sobre todo, a fabulosas creaciones que salvaron a grandes firmas como Gucci. Ahora, presentó su primera película, A single man (Un hombre solo), en la 66ª edición del Festival de Cine de Venecia. Se llevó todos los aplausos y Colin Firth, su protagonista, se consagró como mejor actor.

Qué se le puede regalar a un hombre que lo tiene todo? Esa es la pregunta que deben realizarse todos aquellos que deseen agasajar a Tom Ford. Artífice de la resurrección de la firma italiana Gucci, gurú de la moda, dueño de su propia marca que incluye ropa, perfumes, gafas y tiendas, decidió regalarse algo: una película dirigida por él. Así el pasado 11 de septiembre, en el marco de la edición 66 del Festival de Cine de Venecia, se exhibió su ópera prima Un hombre solo, premiada como mejor filme de temática gay y a mejor actor.

EL HOMBRE EXITO. Ford nació en 1962, en Austin (Texas), y pasó gran parte de su infancia en Nuevo México. Ya a los 12 años, Tom se rindió a su primer par de zapatos Gucci. En Nueva York, estudió historia del arte. Allí conoció al artista pop Andy Warhol. No pasó mucho tiempo y la cara de Tom aparecía en la televisión norteamericana multiplicada: se había convertido en modelo. Después se trasladó a París, donde descubrió que la moda era su verdadera vocación. Y de allí a Milán, donde con su entrada a Gucci haría realidad todos sus sueños como modisto. Sacó a la firma de la quiebra y la convirtió en una empresa que hoy vale más de 4 billones de dólares. En 1990 fue diseñador de indumentaria femenina y en 1992, llegó a director de diseño. Para dar un refreshing a las campañas publicitarias, contrató a Carine Roitfeld, actual editora de Vogue Francia, y al fotógrafo Mario Testino. El resultado: un nuevo concepto del “estilo sexy”. Las “G” entrelazadas volvían a imponerse en trajes de chaquetas de terciopelo coloradas y vestidos vaporosos y elegantes. En 2000, Gucci Group compró Yves Saint Laurent, y Ford se encargó de devolverle el esplendor, la fuerza y el poderío a la griffe. Pero, en otoño de 2004 sorprendió al anunciar que se retiraba. Los medios publicaron: “Ford se quejaba de que François Pinault, director del consorcio, trataba de influir en su trabajo de manera inaceptable”. En la primavera de ese año, fue el desfile de despedida, aunque no se alejó de la moda. A fines de 2005 se vieron las primeras creaciones de su propia marca: perfumes y gafas de sol dejaron a la crítica internacional boquiabierta. Su nuevo proyecto ya cuenta con 12 flagship a lo largo y ancho del planeta.

Tom no es un hombre solo: desde hace más de 20 años está en pareja con el periodista Richard Buckely (ex editor en jefe de Vogue Hommes International). De él, ha dicho: “Richard es mi gran sostén y algún día deseo tener hijos”.

En lo profesional, es más inestable (por decirlo de algún modo): necesita probar nuevas cosas. En los últimos tres años, empezó a acercarse a Hollywood. Brad Pitt es uno de sus fieles clientes, diseñó gafas de sol para actores de la talla de Tom Hanks y Daniel Craig, quien además –por su fascinación por los trajes del diseñador– influyó para que Tom se encargara del vestuario del nuevo James Bond. Cuando posó con esmoquin para la portada de Vanity Fair, junto a Scarlett Johansson y Keira Knightley totalmente desnudas, en la edición especial de la gala de los Oscar, Ford estaba dando pistas sobre su próximo proyecto: la productora Fade to Black. “Si no tomás riesgos, la vida es demasiado aburrida”, advirtió este dandy tejano.

TRAMANDO EXITOS. Tom exhibió el pasado 11 de septiembre su ópera prima, Un hombre solo, en el Festival de Cine de Venecia. Es una adaptación de la novela de Christopher Isherwood, ambientada en 1962, en la que se narran las tentaciones suicidas de un profesor universitario homosexual (Colin Firth) que debe lidiar con la muerte de su compañero. Obtuvo el premio a mejor filme de temática gay, además de la Copa Volpi al mejor actor para el inglés Colin Firth, quien declaró: “Es el gran honor de mi vida. Estoy aquí por el regalo que me ha dado Tom Ford, que me ha dado su confianza”. El sello “Ford” está presente durante la película y también en su estreno: los protagonistas –Colin Firth, Julianne Moore y Matthew Goode– hasta los extras parecían salidos de revistas de moda. Una de las primeras escenas muestra a Firth vestido con un impecable traje negro sobre una camisa blanca (Ford sólo usa camisas blancas) y una corbata negra, rematada con una traba de plata. Ford está en cada detalle, desde los zapatos negros brillosos hasta cuando Firth se pone colonia frente al espejo. El novel director confesó: “La película es la primera expresión artística pura que he creado, es algo mucho más personal, lo que me hace más vulnerable. Tuve un momento de pánico mientras iba conduciendo por Los Angeles cuando, de repente, me vi frente al cartel de Hollywood. Pensé que “Un hombre solo” era lo mejor que había hecho con mi vida en los últimos años”. Hay dos cosas que sorprenden del film: una, la responsabilidad del vestuario ha sido delegada a Arianne Phillips, la estilista personal de Madonna, y Reese Witherspoon. Y la segunda es que no hay escenas de sexo. Según la prensa especializada, “Tom ha conseguido hilvanar un emotiva crítica de la ‘cultura del miedo’, a la que los personajes responden buscando refugio en la exaltación de la belleza y el placer”. Y muchos coinciden en que “su exacerbado romanticismo y sensualidad, como el control de la puesta en escena, se remiten al estilo de Almodóvar”.

Ford admitió: “Mi perfeccionismo me ha ayudado como director y como diseñador; es necesario ser pragmático y tener una idea muy clara de lo que se quiere conseguir para alcanzar el éxito. Hay que tener mucho valor y una buena dosis de adrenalina para saltar de la moda al cine”.

Textos Valeria Mariño fotos AFP/A. Atlántida

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