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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Gonzalo Heredia: Soy un pibe normal: no me siento un sex symbol




A los 28 años, el actor vive su mejor momento y arrasa por El Trece en Valientes, el programa más visto de la tevé, con picos de 30 puntos de rating. En esta charla habla de la irrupción de la fama en su vida, se niega a confirmar o desmentir su relación con Cecilia Roth, asegura que hará una tira con Juanita Viale y cuenta cómo lleva eso de ser el galán más deseado del país.




Un pibe de barrio. Así se muestra Gonzalo Heredia (28 años), hoy por hoy Enzo para la legión de fieles que, de lunes a jueves, sigue Valientes, la tira de El Trece que se ha convertido en el programa más visto del año, con picos que rozan los 30 puntos de rating y una media en el último mes de 28.1. El barrio es Munro, y cuando el pibe iba por los 12, 13 años, su sueño era el más universal de todos: ser jugador de fútbol. “Jugaba de cinco y jugaba bien –cuenta–. De hecho me llegué a probar en la vieja Candela de Boca y en Platense. En Boca, la verdad, me pesó la camiseta. Pero en Platense me fue bien. El técnico me dijo: ‘Nene, volvé mañana’. Pero como me estaba yendo mal en el colegio, mi vieja me bajó el pulgar”. Ahora el fútbol es su pasión por Vélez, con este presente orgulloso de flamantes campeones, y la costumbre de ver cuanto partido aparezca en la tele. “Todo, veo todo: desde un partido de la B hasta la Premier League”, dice.

Pibe de barrio, entonces, tímido y para nada sex symbol, contará Gonzalo, a pesar de que su nombre encabeza el ranking en ese rubro, pese a que en Valientes comparta protagonismo nada menos que con Luciano Castro y Mariano Martínez, dos pesos pesado cuando se piensa en galanes locales. Y si ya el año pasado su actuación destacada en Socias fue un puente para enterarnos de su romance con la bellísima Mercedes Oviedo (por esos días la Luz de Todos contra Juan), luego de la ruptura las lentes de los paparazzi apuntaron a Gonzalo como el soltero más codiciado. Así hasta que hace unos meses las fotos confirmaron lo que él se empeña en mantener en reserva: su romance con Cecilia Roth, nuestra chica Almodóvar, con el condimento adicional que suponen los 25 años de diferencia a favor de la actriz. Pero la charla empezó por el factor fama, y hasta dónde te cambia la vida (o no) convivir con 30 puntos de rating…

–Y sí, ahora me empiezan a reconocer por el nombre; antes era “te tengo de algún lado, no sé de dónde”, y ahora quizás me identifican de una. Es un gran año, aunque siento que toda mi carrera tuvo como un ascenso constante.

–El éxito ya es un hecho. ¿Pero qué pensabas que iba a pasar con Valientes al comienzo?
–La verdad, yo soy muy pesimista. Nunca pensé que íbamos a tener este éxito arrasador. Le tenía fe al elenco y a la historia, pero nunca imaginé esto. De todas maneras, yo no soy de estar muy pendiente del rating. Obviamente te pone muy contento, y en algún punto te relaja el hecho de que el programa sea visto y que la historia guste.

–Con Mariano y con Luciano no eran amigos, ¿no?
–No. A Mariano lo conocía, porque habíamos hecho Una familia especial, acá en Pol-ka, y con Luciano no había trabajado.

–¿Y ahora cómo se llevan, más allá del laburo?
–Mirá: yo no puedo caretear y vender humo. Si es, es, y si no, no es. A veces pasa que laburás, fichás y cada uno a su casa. En este caso no sucede así: surgió una amistad, y eso también traspasa la pantalla. Se formó un gran grupo.

–¿Cómo estás llevando la gran exposición mediática que estalló este año?
–Sinceramente, yo sigo haciendo mi vida igual que siempre. Quizás ahora la lupa está puesta un poco más en lo que uno hace o deja de hacer. Entiendo que el periodismo tiene el deber de informar, pero hay una parte que no está buena, que es cuando ya se empiezan a deformar las cosas. Hay cosas que son muy profundas, muy de uno, y no estoy acostumbrado a compartirlas. Mi personalidad es así. Yo no tengo muchos amigos. Soy una persona muy introvertida: me cuesta decir lo que siento, lo que me pasa. Entiendo el laburo del periodismo, pero así como yo respeto su trabajo, me gusta que me respeten a mí.

–¿Qué te llevó a ser actor?
–Empecé a estudiar teatro a los 14 años, casi de casualidad…

–¿Idolatrabas a algún actor?
–No, no tengo ídolos.

–¿Ni siquiera de Vélez?
–No. Bueno, más que ídolos, ésos son héroes. Ahora, en lo mío, me gustan muchos actores, obviamente... Pero no hay uno en especial que me haya despertado esto de la actuación. Empecé por casualidad. Me acuerdo de forma muy patente del primer ensayo que vi –era una obra que se llamaba El médico a palos–. Aún hoy recuerdo el clima que se respiraba, y eso fue como un imán gigante, como una cosa adictiva de querer volver, mirar, aprender. Mucho tiempo después descubrí por qué sentía eso…

–¿Por qué?
–Porque actuar es mi manera de expresión, definitivamente. Todos tenemos algo que contar, y ésta es mi forma.

–¿Cuál fue ese primer paso que uno no olvida?
–La primera vez que dejé fotos en una agencia de publicidad fue una mañana, y esa misma tarde me llamaron para filmar. Yo no podía creer que todo fuera tan rápido. Fue en 1999 y era para el Parque de la Costa. Ahora lo veo y me cago de risa: ¡tenía que hacer de extra! Había que estar sentado en la montaña rusa, que no paraba de dar vueltas. Yo tenía muchas expectativas, y cuando lo empezaron a dar descubrí que no era más que una silueta de color, fuera de foco, que pasaba allá a lo lejos.

–¿Estás pendiente de la actualidad del país?
–Totalmente. Me levanto con el noticiero.

–¿Qué pensás del Gobierno? ¿Cómo lo ves?
–Si hablamos globalmente, me parece que hay un punto donde uno tiene que bajar los humos. Me parece que esto del diálogo fue una propuesta hecha a medias. Creo que el problema con el campo no estuvo bien manejado por parte de Cristina. Siento que, en lugar de buscar un arreglo, lo que hicieron fue echar más leña al fuego, y por eso es un tema que hasta el día de hoy no han podido cerrar. En ese sentido me parece poco inteligente la actitud del Gobierno.

–La semana pasada se despenalizó la tenencia de marihuana para consumo personal. ¿Qué postura tenés respecto al fallo?
–Estoy de acuerdo, pero me parece como una noticia secundaria dentro de todos los problemas que tenemos. Quiero decir: estar pendientes si uno lleva uno o dos porros encima… nadie se puede escandalizar por eso. Hoy tenemos otras urgencias a las que prestarles atención.

–Desde El Trece ya trascendió que el año que viene vas a hacer una tira con Juana Viale. ¿De qué se trata el proyecto?
–Sí, hablamos algo. Va a ser una novela que iría a las siete de la tarde, una historia de amor, con un personaje muy diferente al Enzo de Valientes. Es algo que me gusta, distinto... Pero todavía no puedo contar mucho más.

–Desde hace meses encabezás en los medios el ranking de sex symbols. ¿Cómo te llevás con eso?
–Esas son etiquetas que ponen los periodistas. Hablando conmigo te darás cuenta de que soy un pibe normal: no me siento un sex symbol.

–Pero es un hecho con el que tenés que convivir…
–Sí, y me causa gracia. Mis amigos me gastan mucho, pero sé que no es más que un rótulo. Quizás el año pasado me sentía raro en ese lugar. Llegás a pensar si eso no te va a impedir hacer otros personajes, pero eso depende mucho de uno.

–Tema físico. ¿Te cuidás con las comidas? ¿Vas al gimnasio?
–Trato de comer bien y, para serte sincero, odio el gimnasio. Me cuesta mucho. Voy tres veces por semana, porque entiendo que hay una parte estética que está bueno cuidar, pero no soy obsesivo.

–Dejame meterme un momento en tu vida privada…
–No (lo dice relajado, pero cortante).

–Aunque no te guste, tengo que preguntarte por algo que es público: tu relación con Cecilia Roth. Sobre todo porque en estos días se publicaron dos versiones: por un lado, que habían roto, y por otro, que se reconciliaron hace unos días, nomás, a partir de un encuentro en Pol-ka… ¿Seguís saliendo con Cecilia?
–Te entiendo, pero no te voy a contestar. De ese tema no hablo. Que los medios digan lo que quieran. Esa parte de mi vida es mía y no tengo nada que aclarar.

Apretemos “Pausa”. Gonzalo no dice más. Frente a los rumores de una separación, lo que sí es un hecho –lo confirmó más de un testigo– es que la semana pasada ambos se encontraron en la cafetería de Pol-ka. Roth debía grabar Tratame bien; Heredia tenía escenas pendientes de Valientes. Mientras él tomaba algo junto a Luciano Castro y otros integrantes del elenco, Cecilia llegó, se sentó en sus piernas y le dio un cariñoso beso en el cuello. Minutos después, la pareja se perdía en uno de los camarines. Hasta ahí los hechos para ubicar al lector. El tiempo dirá… “Play” otra vez.

–Imaginarás que nadie mejor que vos para…
–Te entiendo, pero vos y la gente tienen que entender que hay partes de mi vida que no tengo por qué andar haciendo públicas. De hecho, es un tema que no hablo con mis amigos. Mucho menos lo voy a hacer en los medios.

–Voy a un tema más general, entonces. ¿Para un galán que cotiza al alza, los 30 puntos de rating facilitan el levante?
–Depende de si lo buscás o no. La verdad, no sabría decirte, porque no soy de andar de levante.

–Ok. Pero, más allá de tu actitud, lo que no depende de vos es si ellas te buscan más o no…
–Lo que pasa con Valientes es que no sólo lo consumen las mujeres. A mí me sorprendió que también tiene un gran público masculino. De hecho, en febrero pensaba que me iban a gritar “¡puto!” por la calle. Por suerte no sucedió, y los hombres se engancharon con la historia. Pero sí hay un acercamiento mayor, desde el tipo que te dice “che, te saco una foto para mi mujer”, hasta la mina que te dice “soy fanática del programa”.

–Sos tímido e introvertido. Pero estás haciendo presentaciones los fines de semana para ir a boliches. ¿Cómo manejás esas situaciones?
–Mirá: yo soy muy curioso, y esto es algo que, en un momento dado, les pasa a muchos actores. No es nada nuevo… No sé si de esto se habló tanto cuando lo hicieron otros actores. Yo estoy haciendo lo mismo, nada más. El fin es tener mi casa propia, simplemente eso.

–Ah, estás enfocado en comprarte tu casa...
–Sí, me gustaría. Tengo ganas.

–¿Fantaseás con formar una familia?
–Totalmente, con todo: hijos, perro, plantas para regar y asadito los fines de semana.

–¿Con quién y para cuándo?
–No sé... Qué se yo... No puedo planificar nada, porque cada vez que planifiqué nunca se hizo. Llegará cuando tenga que llegar.


Fuente: gente, Por César Litvak. Fotos: Christian Beliera.

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